El futuro de Europa

Johnson carga contra la UE en defensa de su ley del mercado

zentauroepp54929751 a video grab from footage broadcast by the uk parliament s p200914213248

zentauroepp54929751 a video grab from footage broadcast by the uk parliament s p200914213248 / periodico

Begoña Arce

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Boris Johnson ha acusado la Unión Europea (UE) de “imponer fronteras aduaneras” dentro del Reino Unido y “dividir nuestras tierras”, en defensa de la ley de mercado interno con la que pretende revocar el acuerdo del ‘brexit’ que el mismo firmó. “No podemos encontrarnos en una situación en la que las fronteras de nuestro país puedan ser dictadas por un poder extranjero, o una organización internacional”, ha declarado al iniciar el debate en la Cámara de los Comunes, profundamente dividida con esta transgresión del derecho internacional.

 “Ningún primer ministro británico, ningún gobierno, ningún parlamento, puede aceptar esa imposición” ha subrayado Johnson, seguro de que, a pesar de la oposición de un grupo de diputados conservadores, con la amplia mayoría absoluta de 89 de que goza podía superar holgadamente, como así fue,  por 340 votos a favor y 263 en contra,  la primera votación. La ley pasa ahora una revisión y estudio más especifíco en los comités parlamentarios para volver a ser debatida con nuevas enmiendas.   

El debate a lo largo de cinco horas, había estado precedido por las críticas de los cinco exprimeros ministros existentes, (tres conservadores y dos laboristas) y de importantes figuras del Partido Conservador, incluidos los tres Fiscales Generales habidos desde el 2010, y el exministro de Finanzas, Sajid Javid, quien advirtió que no apoyaría la propuesta. “No tengo claro por qué el Reino Unido debe quebrar la ley internacional”.

Sentido común

Johnson argumentó que la UE está negociando “de mala fe” y que pretende “utilizar el protocolo para Irlanda del Norte de modo que va más allá del sentido común, para, sencillamente ejercer presión sobre el Reino Unido en la negociación de libre comercio”. Bruselas, sugirió Johnson, amenaza con vetar el comercio de productos alimentarios y agrícolas británicos a terceros países, así como productos animales de Gran Bretaña a Irlanda del Norte.

El Gobierno británico admite que lo propuesto viola la legislación internacional, pero según Johnson es “esencial para la integridad política y económica del Reino Unido”. A modo de garantía, prometió que los diputados tendrán derecho a votar cualquier futura decisión de reemplazar el tratado utilizando los poderes de la ley.

La tramitación, que durará varias semanas, tiene lugar mientras prosiguen las negociaciones, hasta ahora fallidas, para alcanzar un acuerdo comercial 'post-brexit' entre el Reino Unido y la UE. Muchos ven en la estratagema de Londres un camino hacia la ruptura sin acuerdo, algo que el primer ministro sigue negando. “No tengo absolutamente ningún deseo de utilizar esas medidas. Son un seguro. Si llegamos a un acuerdo con nuestros amigos europeos, lo que creo aún posible, nunca serían invocadas”, declaró.  

Caos y fracaso

Hubo una enmienda sin éxito del líder laborista, Keir Starmer, ausente como precaución de posible contagio de coronavirus, tratando de frenar la ley. El próximo lunes habrá otra intentona, esta vez con una enmienda del líder de la rebelión conservadora, Bob Neill.

En sustitución de Starmer, el exlíder laborista Ed Miliband, acusó a Johnson de “incompetencia” y de no haberse estudiado el acuerdo original, ni el protocolo norilandés. “No puede echarles la culpa a los jueces, no puede echarles la culpa a los funcionarios, no puede echar al ministro del gabinete de nuevo, sólo hay una persona responsable y es él. Es su acuerdo, es su caos, su fracaso”.

Por su parte, el líder del Partido Nacional Escocés (SNP) en los Comunes, Ian Blackford, pidió a sus colegas que se opusieran a las pretensiones ilícitas de Johnson.  “Tenemos el poder colectivo de frenar al primer ministro en este acto de locura”.  Blackford recordó del riesgo de pedir a la reina Isabel II que firme una ley que violará el derecho internacional.