Bielorrusia y Turquía ponen a prueba la diplomacia europea

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, augura un otoño caliente en el Mediterráneo oriental

El alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell.

El alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell. / periodico

Silvia Martinez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"La política exterior nunca se detiene", avisaba hace unos días el jefe de la diplomacia europeaJosep Borrell. Tampoco lo ha hecho este verano, particularmente intenso y cargado en la escena internacional con tensiones crecientes a las puertas de Europa -golpe de estado en Malíelecciones presidenciales en Bielorrusia cuyo resultado no reconoce la UE, tensiones en el Mediterráneo oriental entre Grecia y Chipre con Turquía, a cuenta de las prospecciones de gas y la delimitación de zonas económicas marítimas exclusivas y el intento de asesinato del opositor ruso Alexei Navalny y el papel de Rusia- que han mantenido al representante europeo y a los ministros de exteriores ocupados y que auguran un inicio de curso y un otoño muy movido.

Algunos de estos temas centrarán la cumbre extraordinaria que celebrarán los jefes de Estado y de Gobierno de la UE el 24 y 25 de septiembre en Bruselas -la segunda presencial en la capital belga desde la irrupción del covid-19- y una ocasión de oro para definir al más alto nivel político el papel de la UE ante la represión en Bielorrusia o buscar soluciones al desafío de Ankara en el Mar Egeo que sigue tensionando la UE y la OTAN.

Sin respuestas rápidas

"No podemos cambiar las grandes tendencias mundiales, pero podemos cambiar la forma en que respondemos a ellas. En nuestra toma de decisiones, cada país puede bloquear en última instancia cualquier posición o acción de la UE. Eso es poder negativo. Si cada uno se sienta en su posición y espera que el resto del grupo converja en sus puntos de vista, esa no es la forma que nos ayuda a moldear el mundo o a establecer la agenda", reivindicaba hace unos días Borrell ante la renqueante respuesta europea y las dificultades que tiene la UE para ofrecer una respuesta rápida, clara y consistente.

Además de los conflictos vecinos, la UE tampoco perderá de vista este otoño las elecciones presidenciales de Estados Unidos, previstas el próximo 3 de noviembre y que determinarán si el multimillonario Donald Trump sigue en la Casa Blanca o se produce el ansiado recambio con una eventual victoria del demócrata Joe Biden.

Una elección capital para el futuro de ambos bloques y especialmente para la relación comercial entre los 27 y la Casa Blanca, rehén hasta ahora de los vaivenes del republicano que durante su mandato ha paralizado la Organización Mundial del Comercio y ha abandonado tres acuerdos internacionales: el pacto nuclear con Irán, el Tratado de cielos abiertos y el acuerdo con Rusia sobre fuerzas nucleares de alcance medio.