Crisis sanitaria internacional

Rutte resiste a la presión de Sánchez: "No va a ser fácil"

El primer ministro de Holanda, Mark Rutte.

El primer ministro de Holanda, Mark Rutte. / periodico

Silvia Martinez

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La peregrinación a La Haya, sede del Gobierno holandés, se ha convertido durante estas últimas semanas en un ir y venir constante de dirigentes europeos. Un puente aéreo que confirma el protagonismo que han adquirido los llamados países ‘frugales’ –Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca-, abanderados por el primer ministro holandés, Mark Rutte, así como el papel de fuerza con el que encaran la negociación final del nuevo fondo de recuperación y el presupuesto de la UE para los próximos siete años en la cumbre que arranca el próximo viernes. 

Rutte, que aspira a recortar el volumen del fondo y endurecer al máximo las condiciones de acceso y la exigencia de reformas para evitar que haya “dinero gratis”, juega un papel central y sus homólogos europeos los saben. Se trata de una negociación que requiere la unanimidad de los 27 y de ahí que por su despacho hayan pasado en los últimos días el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; su homólogo francés, Emmanuel Macron o el italiano Giuseppe Conte. Este lunes lo ha hecho el español Pedro Sánchez, que ha llegado a la capital holandesa –el portugués António Costa lo hace este lunes por la noche- para tratar de rebajar sus exigencias y convencer al liberal holandés de la necesidad de cerrar con urgencia un acuerdo sobre la reconstrucción.

“Es vital lograr un acuerdo en el próximo Consejo Europeo, perder más tiempo solo retrasará la recuperación”, ha advertido el dirigente socialista tras un almuerzo de trabajo de poco más de dos horas. “Necesitamos una respuesta acorde a la magnitud de la pandemia, que nos haga salir de esta crisis con una Europa más verde, digital e inclusiva”, ha añadido en las redes sociales. “No va a ser fácil”, se ha limitado a señalar el anfitrión minutos antes del encuentro. “Tienen que encontrar una solución dentro de España”, ha añadido en una muestra más de su disposición a resistir contra viento y marea a la presión de los países del sur.

La gira, que este martes y miércoles le llevará a Berlín y Estocolmo para entrevistarse con la alemana Angela Merkel (este lunes se ha reunido con Conte) y el sueco Stefan Löfven, se produce tres días después de que Michel distribuyera la propuesta de compromiso que servirá de base para la negociación final, en la primera cumbre física desde el estallido de la pandemia. 

Guiños al norte en la negociación

Aunque no cumple con todas las expectativas económicas de La Haya, el plan incluye importantes guiños hacia los ‘frugales’. Por ejemplo, y pese a la oposición de los países del sur, la propuesta mantiene los cheques de compensación a los contribuyentes netos -Holanda (1.500 millones anuales), Alemania (3.700 millones), Suecia (800 millones), Austria (240 millones) y Dinamarca (200 millones)-, ofrece una reserva de 5.000 millones para los países más afectados en caso de que no haya acuerdo comercial entre la UE y el Reino Unido, y rebaja el volumen del presupuesto para los próximos siete años –unos 26.000 millones- aunque no tanto como quieren los nórdicos.

En cuanto al plan de recuperación, Michel mantiene intactos los 750.000 millones propuestos por Bruselas -500.000 millones en forma de transferencias a fondo perdido y 250.000 millones como préstamos-, pero modifica parcialmente los criterios para calcular las ayudas, endurece las condiciones de acceso, con un mayor peso del Consejo –Estados miembros- en las reformas y reduce el plazo que tendrán los países para absorber los fondos (tal y como pedía Alemania).

"Según el plan de Bruselas, Italia, España y Polonia serán los más beneficiados, pero en la UE tenemos países significativamente más pobres. Mi sentido de la justicia me dice que si la UE va a gastar tanto dinero debería principalmente fluir a los países más pobres entre los más pobres", advertía este sábado en una entrevista el primer ministro austriaco, Sebastian Kurz. “Dar ayudas tiene que ir con condiciones. La condicionalidad es importante para que el dinero no se utilice para tapar agujeros presupuestarios”, añadió. España no rechaza que haya una condicionalidad, pero insiste en una gobernanza "ágil y eficiente", advierten fuentes de Moncloa. "Hay que utilizar procedimientos que existen y están rodados como el semestre europeo", ha defendido la ministra de Exteriores, Arancha González-Laya