UN DIVORCIO CONSUMADO

Johnson quiere un pacto como el de Canadá, sin someterse a las reglas de la UE

El 'premier' dice que de no conseguirse ese trato, el comercio bilateral se basará en el Acuerdo de retirada firmado en el 2019

El primer ministro británico, Boris Johnson, durante su conferencia en Londres, este lunes.

El primer ministro británico, Boris Johnson, durante su conferencia en Londres, este lunes. / periodico

Begoña Arce

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Boris Johnson ha dejado claro a la Unión Europea que el Reino Unido no aceptará sus reglas de juego en la inminente negociación comercial. En su primer discurso tras la salida de la UE, celebrado este lunes en el magno Hall del Hospital del Antiguo Colegio Naval en Greenwich al sur de Londres, recuerdo de viejas glorias marítimas, y ante una audiencia de embajadores y empresarios, el primer ministro ha señalado que el Reino Unido busca un pacto comercial similar al de la UE con Canadá.  Un pacto de libre comercio, sin mayores ataduras, excluyendo taxativamente el acatar la normativa comunitaria o sus tribunales de justicia.

 “A menudo se nos ha dicho que debemos escoger entre un pleno acceso al mercado de la UE, aceptando sus normas y sus tribunales, según el modelo de Noruega, o un ambicioso tratado de libre comercio, que abra mercados y evita la panoplia de regulaciones comunitarias, según el ejemplo de Canadá [CETA]", ha afirmado.

“Prefiero decirlo desde el principio. Nosotros hemos elegido. Queremos un amplio acuerdo de libre comercio similar a Canadá, pero, en el improbable caso de que no tengamos éxito, entonces nuestro comercio se basará en el Acuerdo de Retirada, que ya hemos firmado con la UE”, ha expuesto. El modelo con Canadá significa estar fuera del mercado único y la unión aduanera, pero con tarifas en bienes reducidas al mínimo. El pacto entró en funcionamiento en el 2017 y elimina el 98% de las tarifas bilaterales entre el bloque europeo y el gobierno de Ottawa. 

Johnson considera que, “no hay necesidad de que un acuerdo de comercio implique aceptar las normas europeas en competencia, subsidios, protección social, medio ambiente o cualquier otra similar”. En todas esas áreas, “el Reino Unido mantendrá los máximos niveles, que son mejores incluso, en algunos casos, que los de la UE” y por tanto Reino Unido tendría tanto derecho como ellos, afirmó, a imponerle su normativa.

“La elección no es en absoluto ‘acuerdo o no acuerdo’. La cuestión es si acordamos una relación comercial con la UE comparable a la de Canadá, o más bien a Australia”, ha dicho, citando este último ejemplo por vez primera hasta ahora. La realidad es que el Gobierno australiano está negociando un acuerdo comercial con los 27, con unas reglas aún más distantes de la UE que las canadienses. Ambos, en todo caso, siguen comerciando bajo las reglas generales de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Pragmatismo

El primer ministro británico buscará “un acuerdo pragmático en seguridad, protección de nuestros ciudadanos, sin traspasar la autonomía" de sus respectivos sistemas legales. También prometió jugar limpio. "No ejerceremos ninguna competencia desleal, ya sea comercial, económica o de medio ambiente”, ha subrayado. El tono fue sin embargo retador. El mensaje a los futuros miembros de la mesa negociadora de Bruselas,que comenzará a trabajar en marzo fue una envalentonada forma de decir que no tienen miedo, ni se van a dejar intimidar, y que se regirán por las normas de la OMC, si para el 31 de diciembre no hay acuerdo con la UE.

Johnson se erige en apóstol del mercado global y líder de un Reino Unido que puede comerciar en el globo terráqueo a su antojo. "No veo ninguna necesidad de restricción con un acuerdo con la UE. Vamos a restaurar nuestra plena soberanía en nuestras fronteras, la inmigración, la concurrencia, las reglas que marcan las subvenciones, los suministros, la protección de datos”.  

La del ‘premier' británico ha sido una visión global sin entrar en detalles, pero al referirse al capítulo de la pesca, que se vislumbra especialmente complejo, ha dejado claro que en los<strong> caladeros británicos </strong>estarán básicamente a disposición de los barcos de pesca nacionales y las cuotas para el resto se someterán a “negociaciones anuales”.