Desastre medioambiental en Brasil

Bolsonaro contra todos por la Amazonia

Las ONG achacan los incendios en la Amazonía a la retórica de Bolsonaro.

Las ONG achacan los incendios en la Amazonía a la retórica de Bolsonaro. / periodico

Abel Gilbert

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En medio de una incandescencia que no se detiene, mientras las imágenes de los bosques y los animales convertidos en carbón recorren las pantallas y las columnas de humo y el polvo negro se expanden hacia Perú, Bolivia y Paraguay, buena parte de Brasil sigue con estupor las reacciones del presidente Jair Bolsonaro frente al desastre. Los incendios en los estados de Acre, Rondônia, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul han mostrado el rostro más displicente del Gobierno de ultraderecha. No solo porque los fuegos crecieron un 83% en comparación al 2018 y por el mismo hecho de que más de la mitad de los focos se concentran en la Amazonia. Bolsonaro ha quedado expuesto de cuerpo entero, y ya no se tratan de sus ironías sobre el medioambiente.

Para el capitán retirado, el fuego lleva la marca de una culpa que casi por inercia se ha extendido a las oenegés. Si bien Bolsonaro no descartó la posible responsabilidad de representantes del negocio agropecuario que promueven la deforestación para sustituir la fronda natural por áreas de sembrado y ganadería, su dedo acusador apuntó de manera jocosa hacia otro lugar. "La mayor sospecha proviene de las oenegés… ¿Quieren que culpe a los marcianos?" Un total de 118 organizaciones no gubernamentales le respondieron de inmediato. "Debe demostrar lo que dice, en lugar de sacar conclusiones imprudentes e intrascendentes, repitiendo el intento de criminalizarnos, manipulando la opinión pública", señala el comunicado conocido este jueves.

Asesinatos de líderes tribales

El incendio, recordaron, tiene una matriz que privilegia la renta de un puñado de poderosos por encima del bien común: desde que asumió la ultraderecha, han crecido la deforestación, la invasión de parques y tierras indígenas, la explotación ilegal y depredadora de los recursos naturales y el asesinato de líderes de comunidades tradicionales y ambientales.  El capitán retirado, concluyeron, "no necesita de las oenegé para quemar la imagen de Brasil en todo el mundo".

Bolsonaro no tiene problemas en seguir la ruta que traza desde el 1 de enero. El pulmón del mundo debe someterse a las reglas que dicta el progreso económico. "Me solían llamar capitán Motosierra y ahora soy Nerón incendiando el Amazonas. Pero si es la temporada de incendios", dijo con sorna. No cree en los datos oficiales. Convencido de la fuerza reveladora del creacionismo y una lectura unívoca de la Biblia, también desprecia a la ciencia. Por eso rechazó las fotografías satelitales del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) y echó a su director.

Con las llamas de trasfondo, se entregaron en Río de Janeiro los premios de Ciencia y Tecnología, la ciudad en la que el fuego de la desidia y el ajuste destruyó en el 2018 su principal museo histórico. "No hay alternativa fuera de los hechos y la evidencia", dijo Pedro Moreira Salles, presidente de la junta directiva de la Compañía Brasileña de Metalurgia y Minería (CBMM). "Un país que da la espalda a la razón y al conocimiento", advirtió, está condenado a ser "pobre, enfermo e inseguro".