INESTABILIDAD EN ÁFRICA

Fracasa un intento de golpe de Estado en Etiopía

El jefe del Estado Mayor, Seare Mekonnen, y el presidente de Amhara, Ambachew Mekonnen, entre los muertos tras una asonada militar

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Andrea López-Tomàs

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Cuatro altos cargos militares y políticos de la región norteña de Amhara (Etiopía) murieron la noche del sábado durante un intento de golpe de Estado en esta región, confirmó la Oficina del primer ministro, el reformista Abiy Ahmed. El jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Seare Mekonnen, y el teniente general ya retirado Gezai Abera fallecieron por los disparos de su guardaespaldas en su residencia en Adís Abeda, desde donde dirigía la operación militar para sofocar este levantamiento.

También se ha confirmado la muerte del presidente de la región de Amhara, Ambachew Mekonnen, así como de su asesor principal, Ezez Wasie, tras ser disparados en su oficina por soldados golpistas en Bahir Dar, la capital regional. El fiscal general regional, Migbaru Kebede, resultó a su vez herido y, según fuentes oficiales, está bajo tratamiento médico.

El golpe contra el Gobierno de esta región que aglutina a la segunda mayor etnia del país comenzó a última hora del sábado en la capita regional y fue poco después sofocado por las fuerzas de seguridad federales, según anunció en la cadena estatal ETV el portavoz del primer ministro, Nigussu Tilahun. "El intento de golpe de Estado en el estado regional de Amhara está en contra de la Constitución y está destinado a socavar la paz duramente ganada de la región", declaró a su vez la Oficina del primer ministro en un primer comunicado.

"La situación en la región de Amhara se encuentra actualmente bajo total control del Gobierno federal en colaboración con el gobierno regional", ha informado este domingo la oficina del primer ministro en un comunicado. "Muchos de los individuos involucrados en estos ataques han sido arrestados y hay una operación en curso para detener a los restantes", recoge el texto, que señala al general de brigada Asaminew Tsige como supuesto cabecilla de esta asonada.

"Este intento ilegal debe ser condenado por todos los etíopes", declaró en un primer comunicado. Además de en la turística ciudad de Bahar Dar, también se reportaron tiros en la capital del país, Adís Abeba. El acceso a internet fue restringido poco después de hacerse público el inicio de la intentona y la situación aún persiste pese a que las fuerzas de seguridad aseguran haber restaurado la normalidad. La Embajada de España en Etiopía señaló en su página web que "la situación es de calma" aunque recomendó "ejercer la mayor vigilancia y cautela en todo el país". 

Cerebro del golpe

El supuesto cerebro de la intentona es Asaminew Tsige, jefe de seguridad de la región de Amhara. Este general de brigada había sido puesto en libertad gracias a una amnistía en febrero del 2018, tras casi una década entre rejas. En el 2009 fue uno de los militares detenidos por planear supuestamente un golpe de Estado para derrocar al entonces primer ministro, Meles Zenawi, y fue condenado a cadena perpetua. 

Desde su llegada al poder en abril del 2018, poniendo fin a dos años de protestas contra el anterior Gobierno, Abiy ha sido elogiado dentro y fuera de sus fronteras por sus avances democráticos, que han supuesto el regreso de disidentes exiliados así como el arresto de docenas de altos oficiales militares y de inteligencia. Como medida de reconciliación para conseguir una paz duradera en Etiopía, restauró las credenciales militares de Asaminew y le otorgó su pensión castrense. De momento, no queda claro que Asaminew sea uno de los sospechosos ya detenidos. 

Avances democráticos 

El aperturismo de Abiy también impacta en el continente africano. El pasado 9 de julio, firmó junto al presidente eritreo, Isaias Afwerki, una declaración de paz y amistad, con la que se dio paso al deshielo de las relaciones diplomáticas entre ambos países, en suspenso desde el final de un conflicto armado que comenzó por disputas fronterizas pendientes desde la independencia de Eritrea en 1993.

Sin embargo, estas mismas reformas, y un reparto de poder más equilibrado entre las nueve regiones autónomas del país, han supuesto también un aumento de las tensiones entre los diversos grupos étnicos, con fuertes espirales de violencia en una nación de más de 100 millones de personas. Justo hace un año, un mitin multitudinario de Ayís en la capital etíope fue objeto de un ataque con bomba que, según fuentes oficiales, buscaba asesinar al primer ministro y acabó causando dos muertes y más de 150 heridos. 

Etiopía fue en el 2018 el país con más nuevos desplazados internos en el mundo, más de dos millones, a causa de la violencia intercomunitaria en una nación en la que conviven más de 80 pueblos originarios.