Canadá describe como un "genocidio racial" los asesinatos de mujeres indígenas del país

Una comisión oficial denuncia la "apatía" de los canadienses y la inacción de sus autoridades ante la violencia contra las aborígenes

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Ricardo Mir de Francia

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Canadá sigue enfrentándose a sus demonios con una valentía que no ha tenido su vecino del sur, un proceso iniciado por Justin Trudeau cuando llegó al poder en el 2015 para buscar la reconciliación con los pueblos indígenas canadienses. Tras casi tres años de investigación, una comisión oficial ha concluido que los cientos de asesinatos y desapariciones de mujeres indígenas en las últimas décadas constituyen un “genocidio racial”. El documento de 1.200 páginas responsabiliza en gran medida al Estado de la violencia contra la población aborigen, el 4,3% de los 37 millones de canadienses. El informe sostiene que la crisis ha sido propulsada por las “estructuras coloniales” y la inacción de las autoridades. “Es una tragedia nacional de dimensiones épicas”, escribe una de sus autoras. 

Durante estos últimos tres años 1.500 supervivientes y familiares de las víctimas han testificado para exponer los abusos sufridos por las mujeres indígenas, unos abusos que continúan a niveles alarmantes. Entre 1980 y 2012 casi 1.200 aborígenes fueron asesinadas. “La continuidad de los asesinatos, las desapariciones y la violencia se ha convertido en una emergencia nacional que exige respuestas urgentes y efectivas”, escribe en el prefacio la jueza Marion Buller. “Este informe aborda el deliberado genocidio racial, identitario y de género” padecido por las mujeres indígenas. El documento detalla con cruda precisión los casos de multitud de mujeres y niñas asesinadas y violadas, de cuerpos que aparecen flotando en los ríos o tirados en las cunetas. Y a través de los testimonios denuncia la rapidez con que las autoridades suelen cerrar los casos, describiéndolos como simples ahogamientos, sobredosis o suicidios a pesar de los indicios que sugieren lo contrario. 

Dura crítica a la sociedad

“El genocidio es la suma de los usos sociales, asunciones y acciones descritas en este informe”. También critica a la sociedad canadiense en general por la “horrenda apatía” con la que ha reaccionado a lo largo de las décadas a la sistemática discriminación y violencia contra los indígenas. Como sucedió en Estados Unidos, las tribus canadienses han sido víctimas de un ciclo interminable de desposesión, marginación, racismo y campañas deliberadas para borrar su identidad cultural. “A pesar de que cambian las circunstancias y los orígenes, todas las desaparecidas y asesinadas están conectadas por la marginación económica, social y política, el racismo y la misoginia incrustados en el tejido social de la sociedad canadiense”, escribe Buller en el informe. 

Hace cuatro años una comisión semejante analizó la política de internamiento forzoso de los niños indígenas en colegios financiados por el Estado y, generalmente, administrados por órdenes religiosas, donde fueron víctimas de abusos sistemáticos durante más de un siglo. Aquella Comisión de la Verdad y la Reconciliación concluyó que la campaña equivalió a un “genocidio cultural”

Recomendaciones

Esta vez la nueva comisión ha emitido 231 recomendaciones a las autoridades para tratar de frenar la violencia contra las mujeres indígenas. Incluyen desde una reforma del sistema judicial, con grupos de trabajo dedicados a reabrir los casos irresueltos, pasando por llamamientos para que las lenguas indígenas reciban el mismo estatus oficial que tienen el inglés y el francés. 

A pesar de la voluntad de Trudeau para airear los aspectos más oscuros del pasado y el presente canadiense, la comisión ha recibido numerosas críticas por su falta de transparencia, cambios en su personal o la negativa del Gobierno para extender durante dos años más el trabajo de sus investigadores. 

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