7º CONGRESO CONTRA LA PENA CAPITAL

Rostros contra la pena de muerte

El centro de Bellas Artes de Bruselas inaugura una exposición fotográfica con el trabajo de la periodista española Sofía Moro

La fotógrafa española Sofía Moro, junto a algunas de sus obras en la muestra sobre la pena capital.

La fotógrafa española Sofía Moro, junto a algunas de sus obras en la muestra sobre la pena capital. / periodico

Silvia Martinez

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El caso de Shujaa Graham, que pasó cinco de los ocho años que estuvo en la cárcel esperando en el corredor de la muerte, es muy especial para la fotógrafa Sofía Moro. Lo conoció en una reunión familiar en Maryland (Estados Uniods), rodeado de hijos y nietos que jamás habrían existido de haber sido ejecutado en la cámara de gas del que finalmente fue exonerado. "No habló. Se sentó ahí sin decir nada", rememora la fotógrafa delante de aquel momento captado por su objetivo y que forma parte de una exposición titulada ¿Quién merece morir?

Se trata un alegato contra el castigo capital, que ha sido inaugurado este jueves en el centro de Bellas Artes de Bruselas (Bozar) por la embajadora de España en Bélgica, Beatriz Larrotcha, en el marco del VII Congreso contra la pena de muerte que se celebra hasta el 1 de marzo en la capital comunitaria. La exposición repasa decenas de casos de condenados y exonerados en cinco países que siguen aplicando hoy en día este castigo: Estados Unidos, Malaui, Japón, Irán y Bielorrusia, el único país del continente europeo y Asia central en el que sus autoridades mantienen la pena para los asesinatos con agravantes, el terrorismo, los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad y el genocidio.

"No importa el país del que hables. Uno muy desarrollado como Estados Unidos o uno los más pobres como Malaui, uno musulmán como Irán o uno católico/ortodoxo como Bielorrusia. No hay un solo sistema capaz de aplicar la pena de muerte de forma justa, sin errores fatales", señala convencida tras nueve años recorriendo el mundo y recogiendo testimonios de protagonistas -condenados, exonerados, abogados, familiares y hasta carceleros- para documentar un trabajo que se ha convertido en su particular lucha.

"La pena de muerte no imparte justicia"

"Cada una de las vidas que aparecen en este libro me han convencido de que no importa lo horrible del crimen cometido, la pena de muerte no imparte justicia sino venganza. Es racista, clasista, oportunista y, sobre todo, tremendamente inhumana y cruel", mantiene Sofía Moro que ha recordado que una de cada diez personas que esperan en el corredor de la muerte en Estados Unidos son inocentes y han sido condenados erróneamente. 

Hasta julio del 2018, según Amnistía Internacional, más de dos tercios de los países del mundo, 142 en total, habían suprimido la pena de muerte en sus legislaciones o en la práctica. Otros 56 seguían manteniéndola aunque en la práctica son unos 23 países siguen ejecutando. La mayoría en Irán, Irak, Arabia Saudí y Pakistán y sin contar a China porque no hay datos. “Las sentencias y las ejecuciones son secretas así que no se puede incorporar dentro de las estadísticas”, explica Asunta Vivó, directora ejecutiva de la comisión internacional contra la pena de muerte, un organismo creado en el 2010 a iniciativa del Gobierno español con el apoyo de una docena de países que trabaja para conseguir una moratoria en todo el mundo y lograr la erradicación de la pena de muerte. 

Acabar con la pena de muerte a juicio de Sofía y de Asunta es posible. "Hay muchos países en proceso de abolición. Es un proceso lento, largo, diplomático, pero sí se avanza y hay posibilidades de que sean una minoría", sostiene la fotógrafa española que incide en que cada vez más los países que ejecutan se sienten acorralados y presiones. "Hace falta presión internacional porque como me decían cuando a empecé a preparar el trabajo de Irán, la presión internacional salva vidas", señala convencida Sofía.