LA LACRA DEL MACHISMO

Ser mujer en Nepal: Repudiadas durante la menstruación

Unas jóvenes nepalís inspUnas jóvenes inspeccionan las copas menstruales en la ciudad nepalí de Kalagaun. eccionan las copas menstruales en la ciudad nepalí de Kalagaun.

Unas jóvenes nepalís inspUnas jóvenes inspeccionan las copas menstruales en la ciudad nepalí de Kalagaun. eccionan las copas menstruales en la ciudad nepalí de Kalagaun. / .44493014

Míriam Monteys

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En el far west de Nepal, la zona más rural de este país asiático, una antigua tradición considera impuras a las niñas mujeres cuando tienen la regla. Conocida como chhaupadi (en nepalí, chhau significa menstruación y padi, mujer), esta práctica cultural establece que, durante los 5 o 7 días de la menstruación, tienen prohibido entrar en el hogar familiar, teniendo que permanecer y dormir en cabañas de barro, a veces compartidas con animales.

Tampoco pueden tocar a los hombres, ni tomar lácteoscarne verdura, les está prohibido cruzar ríos o puentes y algunas sufren restricciones para asistir a la escuela. En algunas zonas, esta práctica también se aplica a mujeres que acaban de dar a luz, y deben permanecer en la cabaña durante 7 días si el bebé es niño, y 10 cuando es niña.

Oficialmente mueren 4 o 5 mujeres al año, pero las autoridades admiten que la cifra es bastante superior

De noche, en ocasiones son violadas (algunas en grupo) por los pocos hombres que no han emigrado a la India para trabajar (son el 90% de ellos). Las violaciones a menudo son ocultadas por las mismas familias, ya que una mujer violada no puede aspirar a casarse.

Nueva normativa

Algunas mueren por las picaduras de serpientes o asfixiadas por el humo de las hogueras. Oficialmente pierden la vida entre 4 y 5 mujeres al año por el chhaupadi, pero las propias autoridades nepalís admiten que pueden ser muchas más, porque en ocasiones hay familias que lo esconden.

Hace apenas un mes, una chica de 18 años murió por la picadura de una serpiente. Para ocultarlo, la familia la enterró (práctica no usual en India, donde se incinera a los difuntos), pero las autoridades lo averiguaron y exhumaron el cadáver para practicarle la autopsia.

Algunas oenegés han destruido varias cabañas para acabar con esta práctica. Sin embargo, esto ha supuesto que estas niñas y mujeres deban buscarse la vida para dormir fuera de casa. Miembros de la organización humanitaria Be Artsy comprobaron recientemente que una adolescente de 17 años había estado durmiendo en un cesto de mimbre.

Las autoridades nepalís aprobaron en agosto del 2017 una ley para luchar contra el chhaupadi, y este mes de agosto la normativa entrará en vigor. Esta práctica estará penalizada con 3.000 rupias (30 euros) y tres meses de cárcel.

Alta aceptación

Un proyecto de cooperación internacional denominado creativityphotoproject.com llevó hace tres años a la fotógrafa y diseñadora web Clara Garcia Ortés (nacida en Campdevànol, Ripollès) a Nepal, donde conoció esta tradición. Impactada por la marginación de esta práctica, impulsó la oenegé Be Artsy, que ha puesto en marcha el proyecto Rato Baltin para educar sobre higiene, menstruación y sexualidad, junto con la distribución de copas menstruales en las escuelas.

"Nunca les hablo del chhaupadi ni de las cabañas… Les presto cámaras para que retraten lo que no les gusta de su menstruación. Fotografían las cabañas, las verduras y la leche que no pueden tomar… Entonces hablamos de ello. Y hacemos un taller en el que explicamos cómo se vive la menstruación en otros lugares del mundo: les cuento que en algunas regiones a las chicas con la regla se las trata como a diosas y se las cuida, y exclaman: ¡Ooooohhh, ojalá viviéramos allí!".

Las nepalís alucinan al saber que hay países que tratan como diosas a las mujeres con la regla

La oenegé consigue las copas a través de la empresa social inglesa con sede en Barcelona Ruby Cup (por cada copa vendida, esta empresa regala una para proyectos sociales). No así los cubos, que debe adquirir a través de donaciones. Hasta ahora ya han repartido 600 copas (525 donadas por Ruby Cup y 75 adquiridas por la entidad humanitaria) con 550 cubos metálicos con los que las chicas pueden lavarlas y hervirlas para su desinfección.

La respuesta ha sido mejor de lo esperado. En Achham, el distrito que más muertes aglutina, Be artsy ha conseguido que hasta final del 2017 haya habido un 97% de aceptación de la copa menstrual. Después de un año, las niñas la seguían utilizando y casi todas han hecho algún cambio en la tradición del chhaupadi.

Apoyo y solidaridad

Este verano Clara pasa unos días con su familia en el Empordà y en Barcelona antes de volver al far west nepalí, una zona rural y remota a la que se tarda cuatro días en llegar en transporte local desde la capital, Katmandú. "Por eso no va nadie allí, ni turistas ni las grandes oenegés", puntualiza.

El proyecto funciona. Los ojos grandes y claros de esta cooperante se iluminan cuando piensa en las niñas y mujeres que han podido cambiar su vida. Pero no puede evitar bajar la mirada recordando la muerte de una niña en uno de los pueblos a los que querían hacer llegar el proyecto. "No llegamos a tiempo…", se lamenta.

En Achham, el distrito con más siniestralidad, la aceptación de la copa menstrual ya es del 97%

Sentada ante una cala de agua cristalina de L’Escala, explica cuánto trabajo queda por hacer (ver entrevista  en Camino del cambio). Y ante la pregunta de cómo lo hace para financiarse y vivir, sonríe. "Ahí está el quid… Mediante crowfunding, a través de donaciones en migranodearena.org. Clara ha vuelto al Empordà de vacaciones, pero su día a día está centrado en difundir su proyecto para conseguir sumar granitos de arena que acaben construyendo un castillo sólido.

Cuando el equipo de Be Artsy regrese a Nepal, la nueva ley ya habrá entrado en vigor. "Pero está claro que nadie la va a aplicar", se lamenta. Clara no pierde la esperanza. Sonríe y, a pesar de las pésimas condiciones con las que trabaja, se muestra tranquila. Ha encontrado su camino y nadie la va a detener.