Desafíos del futuro Gobierno

El narcotráfico como telón de fondo permanente en Colombia

El cultivo de hoja de coca y la producción de cocaína no ha dejado de crecer en el país y de su venta clandestina se financian los grupos paramilitares y los disidentes de las FARC

narcotrafico en colombia

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Abel Gilbert

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Dios lo bendiga, mi capitán”,  dijo Jhon Jairo Velásquez Vásquez después que un oficial lo esposara. Popeye, el exjefe de sicarios de Pablo Escobar Gaviria, quien se jacta de haber matado a 250 personas, estaba en libertad condicional desde el 2014. En estos años se disfrazó e hizo de youtuber y de personaje pintoresco. A finales del pasadao mes de mayo fue detenido.

Según la Fiscalía, mientras Velásquez Vásquez se presentaba en las redes sociales como un hombre renovado iba montando una  empresa de extorsión. Popeye buscó a antiguos testaferros y narcos del Cartel de Medellín, a los que conocía desde los violentos años noventa, para exigirles, en nombre de Escobar, que devolvieses el dinero que se les había dado y lo que lo hicieran con los intereses acumulados durantemás de dos décadas. La otra denuncia que lo llevó de nuevo a la cárcel tiene que ver con las amenazas que lanzó desde Twitter contra el candidato presidencial Gustavo Petro. La advertencia de un sicario que recomendaba matar a sus objetivos con dos disparos en la cabeza no podía desestimarse.

Las autoridades tienen claro que Popeye es, a estas alturas, un personaje menor y esperpéntico. El problema del narcotráfico en Colombia es sin embargo mayor. De acuerdo con el Departamento de Estado de EEUU, el área cultivada de coca ha pasado de 220.000 a 240.000 hectáreas. El Gobierno corrige: dice que son 180.000 las hectáreas sembradas. Las cifras arrojan, más allá de las diferencias, una misma conclusión: el fracaso de la sustitución voluntaria de los cultivos.

Grandes incautaciones

Las autoridades tratan de matizar el análisis y recuerdan los sucesivos golpes dados al Clan del Golfo, la principal organización delictiva, así como las 435 toneladas de cocaína, las 106,9 toneladas de clorhidrato de cocaína, los 265.297 galones y 552.848 kilos de sustancias químicas incautados en el 2017, año durante el cual se han destruido 693 laboratorios para la extracción y producción de la droga.

La siembra de coca es el motor de las economías ilegales de los grupos armados, los paramilitares de ultraderecha y las pequeñas facciones disidentes de las FARC que no aceptaron el acuerdo de paz. El presidente que asuma el 7 de agosto la jefatura del Estado colombiano sabe que la erradicación de las plantaciones ilícitas y el combate contra las organizaciones narcotraficantes es una tarea prioritaria en un país que nunca deja de dar sorpresas en esta materia. 

El expresidente Álvaro Uribe acaba de ser acusado de tener vínculos con narcotraficantes en diversas comunicaciones de diplomáticos de Estados Unidos recientemente desclasificadas. Uribe las calificó de “fake news”.