ELECCIONES GENERALES EL 4 DE MARZO
Los partidos italianos, a la caza del voto ante un escenario incierto
La campaña electoral entra en la recta final en Italia con un empate técnico entre conservadores, progresistas y los indignados del Movimiento 5 Estrellas
Rossend Domènech
Corresponsal en Roma
Corresponsal en Roma
Rossend Domènech
Los obreros y las clases bajas votarán a las derechas porque explican que la izquierda no les ofrece esperanzas de algún cambio. La burguesía dará su voto a la izquierda descafeinada de los progresistas porque asegura estabilidad y las clases medias, en profunda crisis de identidad, se repartirán entre la derecha y los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S). Eso explican, con términos más académicos, los análisis de las tendencias electorales elaboradas por el Instituto Cattaneo y el Cise.
En este mundo al revés provocado por la globalización, la interconexión permanente y la consiguiente posverdad, Italia se prepara a votar el próximo 4 de marzo en unas elecciones generales que, hasta la víspera, se prevé que terminen con un empate entre las tres coaliciones y formaciones más importantes.
De confirmarse los pronósticos, el actual Ejecutivo de centroizquierda presidido por Paolo Gentiloni seguiría gobernando indefinidamente, mientras progresistas y conservadores intentarían probablemente formar una gran coalición, como ya existió durante el Gobierno de Matteo Renzi (2013-2016). A menos que no se produzca, en una Roma que cree más que nadie en los milagros, una victoria de mínimos de los conservadores.
Todos por debajo del 40%
De acuerdo con los últimos sondeos que se podían publicar legalmente, ningún partido conseguiría el 40%, condición indispensable para poder gobernar. Frente a una mayoría necesaria de 316 escaños, la casi totalidad de los centros de investigación electoral (Ipsos, Demos, Cise...) atribuyen 283 a la derecha, 158 al centroizquierda, 152 a los indignados (M5S) y 24 a la izquierda. En porcentajes, 34,7% a los conservadores, 29,4% a los indignados, 27,4% al centroizquierda y 5,3% a los comunistas. Es decir, todos por debajo del 40%.
Los datos confirmarían también cuanto los analistas repiten desde hace semanas, es decir, que los votos del sur serán decisivos. Allí los conservadores guiados por Silvio Berlusconi podrían obtener al menos 83 colegios electorales, es decir, casi aquel 40% que, con el pequeño premio electoral previsto, podría darle una mayoría absoluta.
Disputa entre conservadores
Los sondeos actuales coinciden también en ilustrar que este marzo en el norte vencerá (35%) la coalición de tres partidos conservadores, mantenida en pie por Silvio Berlusconi, que no puede presentarse directamente a causa de una condena definitiva por estafa fiscal. Son Forza Italia, la Liga y Hermanos de Italia, un partido insignificante que reúne a varias tendencias de la extrema derecha. La coalición no cuenta todavía con un líder que sustituya a Berlusconi, por lo que esperan el resultado electoral para decidir quién cuenta con más fuerza, si Berlusconi o Matteo Salvini, líder de la Liga Norte, ahora llamada Liga Nacional, que le disputa el liderazgo. “Le adelantamos en cuatro puntos”, ha asegurado Berlusconi.
En el centro peninsular, otrora motor del comunismo y ejemplo (contra Moscú) de que podía existir un marxismo del rostro humano y amigo del capitalismo, vencerá (un 25% aproximado) el Partido Demócrata (PD) liderado por Matteo Renzi, que en el 2014 había conseguido el 40,01% de los sufragios. Cansados del protagonismo del exalcalde de Florencia -los italianos no aman a los políticos con personalidad pública fuerte-, en el 2017 los líderes más veteranos del PD se marcharon, fundaron Libres e Iguales (LeU) y se estrenarán en estas elecciones, esperando conseguir entre un 5% y un 10%. Las dos formaciones se presentan por separado, como sucede habitualmente en la historia de la izquierda.
La batalla del sur
En el sur y en las islas de Sicilia y Cerdeña, la disputa por la victoria será entre los conservadores y los indignados (M5S). Además de los millones de buena gente que vota en aquellas zonas, en las tres regiones interesadas “gobiernan” también las tres principales mafias italianas -Cosa Nostra, ‘Ndrangheta y Camorra-, que constituyen, mueven o desplazan más del 10% de los votos. Durante el 'reinado' de Berlusconi apostaron por los conservadores, pero ya en las últimas elecciones locales y regionales, los analistas observaron una tendencia a votar por los indignados. Tras la muerte en el 2017 de Salvatore 'Totò' Riina, considerado como capo de los capos, la comisión parlamentaria antimafia lo ha reseñado en su informe final (2018), y el ministro de Interior, Marco Minniti, ha comentado también que “el silencio de la mafia es una mala señal” para una víspera electoral.
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