"Cerré la puerta y lloré "

Los efectos del huracán 'Irma' en Florida

Los efectos del huracán 'Irma' en Florida / DEG

Ricardo Mir de Francia

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Antes de despedirse de su casa en Coral Springs, unas dos horas al norte de Miami, en la costa oeste de Florida, Mixis Villareal bajó los jarrones de las estanterías, guardó los ordenadores en bolsas de basura y metió los libros y las fotografías enmarcadas en los armarios. No quiso hacer mucho más. Tenía prisa por marcharse, después de que las autoridades hubieran ordenado la evacuación de la zona donde vive. Solo se llevó lo esencial para el viaje y un cosquilleo en el estómago que se ha quedado con ella.

"No lo pude evitar, cerré la puerta y lloré, pensé que nunca más volvería a ver mi casa", dice ahora desde un refugio en Pensacola, una localidad turística pegada a la frontera de Alabama. Su familia recorrió algo más de 1.000 kilómetros por carreteras secundarias para ponerse a salvo de 'Irma', el huracán que ha empezado a zarandear la península de Florida tras hacer estragos en las islas del Caribe.

Villarreal es una de las 6.5 millones de personas que han recibido órdenes de evacuación en el conocido como 'estado soleado', una cifra que no tiene precedentes. Por la mañana, el huracán no había tocado tierra todavía en la península, pero los Cayos y Miami batallaban ya contra sus latigazos de viento y sus trombas de aguas. Los meteorólogos insisten, sin embargo, que lo más peligroso de los huracanes no es el aire ni las lluvias sino la crecida de las mareas, que en algunos puntos podrían aumentar hasta 4.6 metros, según las previsiones, una suerte de tsunami que arrasa con todo tras superar las barreras naturales del litoral.

Crecidas mortales

Históricamente, esas crecidas dejaron más muertos en Estados Unidos que cualquiera de los fenómenos que se derivan de los huracanes crecidasEstados Unidos. "Las crecidas cubrirán sus casas", ha advertido el gobernador, Rick Scott. "Fluye con mucha rapidez. No podrán sobrevivir a las mareas de la tormenta", añadió.

Todo el mundo en Florida está pendiente de la trayectoria de 'Irma'. Algunos tienen la televisión permanentemente encendida, y otros reciben por teléfono mensajes de los servicios de emergencia. La previsión inicial apuntaba a que atravesaría la península por el este, pero en las últimas horas se ha desplazado hacia el oeste, poniendo a tiro a Fort Myers, St. Petersburg, Tampa o la capital, Tallahassee. "Nosotros vivimos en la costa este, así que estamos más tranquilos", dice Villarreal, que llegó a EE UU hace cuatro años desde Panamá, para añadir: "Allí nunca experimentamos nada igual".

En los más de 300 refugios abiertos en el estado, generalmente polideportivosiglesias o colegios, la situación varía enormemente. Algunos han tenido que abrir de forma improvisada, a medida que cambiaba la trayectoria de la tormenta, y no tienen más que lo básico. Pero en otros, como en el Pensacola Bay Center, al mando de la Cruz Roja, impera el orden y la calma. Por la mañana, solo había unas 100 personas. En el polideportivo, hay duchas. Los evacuados duermen en catres con sábanas. Reciben una bolsa con enseres de aseo, y varias comidas diarias. "La atención está siendo excelente, nos han dado de todo y nos han tranquilizado al decirnos que el edificio está construido a prueba de huracanes", afirma Pauline, una estudiante que ha llegado con su bebé y algunos parientes.

"No quise arriesgar"

Lashauna Williams, de 37 años, dudó hasta el último momento. Vive a solo tres horas de Talahassee, una zona que hace solo unos días se consideraba segura. Pero con siete hijos y una casa tráiler no quiso jugar a la ruleta rusa. A las cuatro de la mañana del sábado, empaquetó lo que pudo y puso rumbo al oeste. "Nunca antes me habían pedido que me marchará, pero esta tormenta parece muy seria. El año pasado, tras el paso de 'Matthew', estuvimos una semana sin electricidad. No quise arriesgar. Tuve miedo". Esa contingencia volverá a repetirse esta vez para muchos. 2 millones de habitantes de Florida estaban el sábado sin electricidad.  

En esta región, los huracanes son como aquellos viejos parientes lejanos que acaban dejando una huella profunda en las vidas de la gente. 'Camilla', 'Andrew', 'Iván' o 'Wilma'… Nombres inocentes con un legado catastrófico. "Cuando pasó 'Wilma' en 2005, estábamos en una casa de un millón de dólares y pensamos que no nos íbamos ni a enterar, que pasaríamos el huracán viendo tranquilamente la tele", cuenta el empresario Gary Hencken -"De repente, empezaron martillear las ventanas, el viento arrancó una puerta y nos quedamos sin luz. Cuando todo acabó, Boca Raton estaba devastado. Era como vivir en un pueblo fantasma"-.

Hoteles llenos

Hencken se está quedando en uno de los hoteles de Pensacola, que ha recibido un aluvión de evacuados desde el jueves. Solo quedan habitaciones en las playas de Gulf Breeze, un tómbolo de arena asomado al Golfo de México, lo que sugiere que mucha gente se ha tomado en serio las advertencias, a pesar de que no se prevé que la tormenta cause aquí problemas. Tres horas más al este, en Tallahassee, todos los hoteles están llenos. Para acomodar a los recién llegados, muchos les han permitido que se instalen con sus animales domésticos.

Si algo tienen de bueno los huracanes es que unen a la gente. Disparan la solidaridad. Al menos inicialmente, porque, como se vio durante el 'Katrina', sus efectos pueden ser apocalípticos y cuando la supervivencia está en juego los instintos animales tienden a prevalecer sobre el buen juicio.

Cobijo para desconocidos y amigos

En el centro de Pensacola, Suzanne Tecceo regenta una galería de arte. Como muchos establecimientos, ha optado por abrir. Desde la calle se cuela la melodía triste de un saxofonista y un cartel anuncia un festival de cine LGBT. Su marido acaba de llamarla para decirle que ha conocido en Facebook a un veterano de Vietnam evacuado de su casa y lo ha invitado a quedarse con ellos. "¿Qué puedes hacer? Si alguien está en peligro y necesita refugio, es lo mínimo". Esas escenas se repiten estos días: gentes que cobijan a desconocidos, amigos que albergan a amigos.  

Tecceo es consciente del drama que producen los huracanes. Sus padres lo perdieron todo durante el 'Katrina'. Tuvieron que dejar Mississippi e instalarse para siempre en Florida. "Son gente mayor y ahora los dos vuelven a estar muy nerviosos, es como si tuvieran estrés postraumático", asegura. Su socia, también artista, tercia en la conversación para decir que también ella hace tiempo que dejó de reírse de los ciclones. "Para mí, 'Iván' lo cambió todo. Antes no les tenía miedo, pero cuando pasó, todo quedó como una zona de guerra, como una carpintería hecha añicos. Estuve un mes sin luz, fue horrible", dice Tamy Casperson.