Dimite Sean Spicer, el portavoz de la Casa Blanca

Sean Spicer.

Sean Spicer. / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Se mueven fichas en la Casa Blanca y lo hacen en el área de comunicación, vital para un presidente tan obsesionado con su propia imagen como Donald Trump, ansioso además por alejar la atención del 'Rusiagate' y redirigirla hacia su agenda. El tablero remodelado deja de contar con Sean Spicer, el polémico portavoz, que ha presentado su dimisión este viernes tras seis meses en el cargo. Y su adiós está en parte motivado por su oposición al último nombramiento de Trump, decidido poco antes y que amenaza con una tormenta más profunda en la Casa Blanca: el del inversor, neoyorquino, gran donante republicano y amigo de la familia Trump Anthony Scaramucci como director de comunicaciones.

Spicer ha sido un portavoz polémico desde el primer día, cuando compareció frente la prensa y sin aceptar preguntas habló agresivamente y proclamando falsedades, incluyendo una sobre la asistencia a la toma de posesión. Desde entonces ha protagonizado otros momentos controvertidos (como cuando afirmó que “ni siquiera Hitler usó armas químicas”) y ha mantenido una relación tensa con los periodistas y tanto su estilo como algunos despropósitos informativos le ganaron la parodia con un personaje recurrente en 'Saturday Night Live' (interpretado, para desesperación de Trump, por una mujer, la cómica Melissa McCarthy).

Aunque para los medios era voluntario vocero de una Administración dispuesta a hablar de “hechos alternativos”, Spicer había ido perdiendo el favor del presidente, que sobre todo en privado pero incluso en público ha cuestionado y criticado su comunicación. Y su papel se había ido reduciendo visiblemente en los últimos meses, cuando empezaron a circular con fuerza las informaciones sobre su potencial relevo y empezó a ser sustituido con más frecuencia ante los medios por Sarah Huckabee Sanders, que se ha anunciado que será la nueva portavoz.

TORMENTA SCARAMUCCI

Al final Spicer ha dimitido esgrimiendo como argumento principal su desacuerdo con el nombramiento de Scaramucci y ha rechazado la oferta de Trump de quedarse con un papel menor dependiente del nuevo director de comunicaciones, que sustituye a Mike Dubke, que abandonó la Casa Blanca en mayo. Y Spicer, que se queda en la Casa Blanca hasta agosto, es así quien planta con más firmeza cara a un fichaje que ha agitado un Ala Oeste ya sacudida por turbulencias y luchas intestinas.

El financiero, que desde la elección de Trump se ha convertido en uno de sus más firmes defensores en las televisiones de EEUU y le impresionó al lograr que CNN se retractara de una historia, es amigo personal del hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., y tiene el favor de su hija Ivanka y de su yerno, Jared Kushner. Tiene, no obstante, una relación extremadamente tensa con el jefe de Gabinete, Reince Priebus, que junto a Spicer y a Steve Bannon, el estratega jefe de la Casa Blanca, había conseguido hasta ahora frenar la contratación para otros cargos de Scaramucci, asolado por potenciales conflictos éticos. Entre ellos se cuenta la venta a un conglomerado chino vinculado al Gobierno de su fondo de inversiones, Sky Bridge Capital, justo antes de la toma de posesión de Trump.

Públicamente ahora se intenta proyectar la imagen de una Casa Blanca libre de asperezas por su nombramiento. El propio Scaramucci ha comparecido en la rueda de prensa diaria y ha definido a Priebus como un "querido amigo" con quien tiene una relación "como de hermanos", con fricciones que considera normales. Su primera intervención ante la prensa ha sido también una declaración de compromiso (y hasta "amor", palabra que ha repetido en cuatro ocasiones) por Donald Trump y el trabajo de su Administración.