RELEVO EN LA CASA BLANCA
Trump esboza una vuelta a los años más oscuros de la guerra contra el terror
El presidente de EEUU defiende la tortura y prepara un veto para la entrada de musulmanes en el país
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON
El péndulo de la historia vuelve a inclinarse hacia el pasado. Los planes barajados por el nuevo presidente de Estados Unidos sugieren un retorno a los años más truculentos de la guerra contra el terror, las políticas contrarias al derecho internacional que puso en marcha la Administración de Bush tras los atentados del 11-S. Después de que Barack Obama enterrara algunos de los aspectos más oscuros de aquella guerra sucia, Donald Trump amenaza con recuperar la tortura o las cárceles secretas como arma para luchar contra el yihadismo y abraza una visión del mundo inspirada en el conflicto entre civilizaciones. La diferencia es que EEUU ya no es el país traumatizado de entonces y esta vez se espera una resistencia mucho más feroz si el mandatario opta por retroceder en el tiempo.
En su primera entrevista concedida el miércoles desde la Casa Blanca, Trump defendió la efectividad de técnicas de tortura como el ahogamiento simulado o ‘waterboarding’. “Quiero hacerlo todo en el marco de lo que está permitido legalmente. Pero, ¿creo que funciona? Sin duda, funciona”. Trump esgrimió que su país estaría jugando en desventaja al renunciar a alguna de las armas a su alcance frente a un enemigo como el Estado Islámico que “decapita a gente solo porque son cristianos” y “hace cosas que no se veían desde la Edad Media”. “En las últimas 24 horas he hablado gente en los cargos más altos de la inteligencia. Y les he preguntado: ¿funciona? ¿funciona la tortura? La respuesta fue ‘sí, absolutamente’”.
No es eso lo que dice, sin embargo, el informe sobre la tortura elaborado por el Comité de Inteligencia del Senado en el 2014. Aquel documento concluyó que la CIA utilizó métodos "brutales”, “crueles” e “inhumanos” que no sirvieron para extraer información fehaciente, salvar vidas o prevenir atentados. A raíz de aquella investigación el Congreso prohibió las técnicas de interrogatorio más controvertidas, de modo que Trump tendría que cambiar la ley si quiere reinstaurarlas.
PROTESTAS EN EL CONGRESO
Durante la entrevista, el neoyorkino aseguró que la última palabra la tendrán su secretario de Defensa, James Mattis, y el nuevo director de la CIA, Mike Pompeo. El primero ha dicho que no cree en la efectividad de la tortura, mientras que el segundo se ha comprometido a respetar la ley aunque el presidente le ordene lo contrario. En el Congreso, no han tardado en oirse las voces de protesta. “Recuperar este espantoso programa comprometería nuestros valores, nuestra moral y nuestra posición como líder mundial”, ha dicho la senadora demócrata Diane Feinstein.
Tampoco está claro si Trump pretende relanzar las cárceles secretas en el extranjero, como insinúa el borrador de un decreto presidencial filtrado a la prensa, donde también se aboga por reactivar Guantánamo como centro de detención para sospechosos del terrorismo. La Casa Blanca negó la autoría del documento, pero su portavoz no quiso pronunciarse al ser preguntado por los planes para levantar la prohibición sobre los “agujeros negros” de la CIA.
PROHIBICIÓN TEMPORAL
De lo que no parece haber dudas es que Trump firmará esta semana una orden ejecutiva para imponer temporalmente el llamado “veto a los musulmanes”, que prohibirá a los ciudadanos de Irak, Siria, Irán, Yemen, Somalia, Sudán y Libia entrar en EEUU. Salvo Irán, todos ellos son países en guerra, y todos han sido objetivos habituales de los bombardeos y las operaciones especiales estadounidenses. En la lista no aparecen los grandes aliados sunís de Washington, como Arabia Saudí, de donde salieron la mayoría de terroristas del 11-S, el Egipto de Al Sisi o Jordania, un país que sirve de base de operaciones a la CIA en Oriente Próximo.
También se espera que Trump suspenda la acogida de refugiados desde Siria, a pesar que diversos estudios sostienen que los autores de los atentados de corte yihadista que ha sufrido EEUU en los últimos años no eran refugiados de nuevo cuño, sino ciudadanos estadounidenses. Trump dijo en la entrevista que “Europa cometió un tremendo error” al permitir que “millones” de refugiados entraran en sus fronteras.
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