La OCDE señala que los planes de Trump favorecerán el crecimiento de la economía mundial

El informe destaca el efecto positivo que tendrá la inversión de 550.000 millones de dólares en infraestructuras

Donald Trump, durante un acto en Nueva York.

Donald Trump, durante un acto en Nueva York. / EV

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Los planes de Donald Trump para rebajar los impuestos y remozar las infraestructuras de Estados Unidos están llamados a impulsar el crecimiento mundial. Eso es lo que sostiene la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE). En un informe presentado este lunes en París, el organismo multinacional afirma que las políticas de estímulo que pretende poner en marcha el próximo inquilino de la Casa Blanca acelerarían el crecimiento estadounidense y tendrían consecuencias positivas para el resto del planeta. La OCDE advierte, sin embargo, de que esos beneficios se anularán si Trump impone tarifas al comercio e impulsa el repliegue proteccionista que sugirió durante la campaña.

Es pronto para saber si el republicano podrá sacar adelante sus planes en el Congreso, pero la perspectiva de que lo haga genera optimismo entre algunos economistas. Tanto la OCDE, que representa a 35 países industrializados, como el Fondo Monetario Internacional, llevan tiempo reclamando políticas fiscales expansivas a aquellos países con más margen de maniobra para dejar atrás el débil crecimiento que se ha impuesto como uno de los legados de la crisis en muchas economías avanzadas. Trump ha prometido invertir cerca de un billón de dólares en infraestructuras, para lo que tendrá que convencer a sus correligionarios, que en los últimos ocho años han boicoteado todos los intentos de Barack Obama en esa misma dirección. Al mismo tiempo pretende rebajar sustancialmente el impuesto sobre la renta y el impuesto de sociedades.

“Hay ahora algunas perspectivas para que el mundo salga de la trampa del bajo crecimiento”, ha dicho el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría. “Aunque todavía hay muchas señales de los onerosos legados de la crisis, estamos en un momento en que las cosas podrían cambiar a mejor”. Si Trump saca adelante sus planes, su organización prevé que el crecimiento de EE UU pase del 1.9% del PIB al 2.3% en 2017 y del 2.2% al 3% en 2018. El mismo análisis contempla un aumento de las importaciones estadounidenses, lo que se traduciría en un impulso a la economía mundial.

El espaldarazo de la OCDE a las políticas económicas de Trump llega en plena controversia por el recuento de votos que han lanzado sus rivales en las pasadas elecciones del 8 de noviembre. La campaña de Hillary Clinton se ha sumado a la revisión de los resultados impulsada por la candidata del Partido Verde, Jill Stein, en Wisconsin, donde la demócrata perdió por poco más de 20.000 votos, y se espera que lo haga también en Pensilvania (71.000 votos de diferencia) y Michigan (11.000) si Stein logra cumplir antes de que acabe el plazo con los requisitos burocráticos y financieros exigidos para ponerlo en marcha.

WEBS CONSPIRATORIAS

Las perspectivas de que el recuento altere el resultado son mínimas, ya que nunca antes ha habido un vuelco de semejante magnitud. Cerca de 100.000 votos tendrían que cambiar de bando para que esos tres estados pasen al bolsillo de Clinton y la exsecretaria de Estado tenga alguna opción de alcanzar la presidencia. Todos esos factores se lo han puesto fácil a Trump para quedarse callado, pero ha optado por lo contrario. En una cascada de tuits publicados el domingo, el magnate aseguró que si sacó dos millones de votos menos que Clinton en todo el país es porque millones de personas habrían votado ilegalmente.

“Además de arrasar en el colegio electoral, gané el voto popular si deduces los millones de personas que votaron ilegalmente”. Trump no ha aportado ninguna prueba para sostener sus alegaciones, un rumor que comenzó en Twitter cinco días después de las elecciones y que más tarde publicaron webs de la derecha conspiratoria como Drudge Report e Infowars. La tesis de esas ‘informaciones’ es que hasta tres millones de inmigrantes indocumentados habrían votado en las presidenciales, algo que ni siquiera los voceros de esa conspiración han intentado demostrar.