Las vidas rotas de Niza

Familiares de las víctimas a las afueras del hospital Pasteur.

Familiares de las víctimas a las afueras del hospital Pasteur. / periodico

FRANCE PRESSE / NIZA

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Familias de vacaciones, turistas extranjeros. Niños, muchos niños pequeños y también jóvenes y adolescentes pero también  jubilados. Poco a poco van trascendiendo detalles de las 84 vidas que el tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel se llevó por delante al volante de su camión en una noche de fiesta en el Paseo de los Ingleses de Niza. Este domingo, el pronóstico de 18 personas, entre ellas un niño, sigue siendo crítico, ha anunciado la ministra de Salud, Marisol Touraine. 

Muchas familias han quedado rotas. Magdalena y Marzena Chrzanowska, dos hermanas polacas de 20 y 21 años que estaban en Niza de vacaciones murieron. Otras dos hermanas sobrevivieron. Habían perdido a su madre hace solo cuatro años. "Eran dos chicas formidables, muy apreciadas", recuerda el cura de su parroquia en Kzyszkowice, en el sur de Polonia.

Lahouaiej también truncó las vidas de otros dos hermanos, en este caso gemelos de 12 años. El chico, Mehdi, murió en el acto junto con su tía. Su hermana del alma, Chérine, está en coma. También 12 años tenía Amie V. hija de un periodista de una revista local de Niza, 'Ressources', que dio a concoer así el fallecimiento: "Las palabras de las que se se supone que somos especialistas se han vaciado de repente de sentido". 

Seis miembros de la misma familia

Michalel Pellegrini, de 28 años, profesor de Economía de una escuela de Longwy (este de Francia), murió arrollado por el camión. Perdió la vida también su madre, Verónica (55 años) y sus abuelos maternos, François y Christiane Locatelli, de 82 y 38 años. Murieron igualmente los suegros de Verónica, casada por segunda vez con Christophe, el único superviviente de la tragedia. Todos se habían deplazado a Niza para "pasar una velada en familia". Pero de una tacada, Christophe perdió a su esposa, a sus padres, a sus suegros y al hijo de su esposa.

Yanis C. tenía solo cuatro años. "Muy listo, tremendo, siempre sonriendo", le recuerda ahora su padre, Michael, que cuando vio acercarse el camión solo tuvo tiempo de alargar el brazo para apartar a su mujer de la trayectoria mortal. No pudo hacerlo con Yanis, que jugaba solo unos metros más allá con otros niños. La familia, originaria de Grenoble, se había instalado en Niza hacía tres años. Estaba a punto de regresar a su lugar de origen.

Timothé Fournnier, de 27 años, también pudo apartar salvar a su mujer, embarazada de siete meses. Pero él murió. "Era un trozo de pan, un hombre soñador que lo daba todo por su mujer y su futuro hijo", lo recuerda su prima. El estadounidense Sean Copeland, turista tejano de 51 años, murió junto con su hijo Brodie, de 11 años. Los Copeland pasaban parte de  sus vacaciones en Niza, después de haber visitado Pamplona y Barcelona. Olfa Bent Souayah Khalfallah, tunecina de 31 años, murió tambien junto con su hijo Killian, de cuatro años. Su padre, Tahar, lo buscó durante más de 24 horas hasta que el sábado conció su muerte.

Y la lista sigue con gente de todas las edades y condición, como David Bonnet, piscicultor de 44 años, originario de Nérondes o Emmanuel Grout, comisario de policía de 48, que no estaba de servicio la fatídica noche.