El emperador Xi

El presidente chino acumula un poder desconocido en las últimas décadas y practica un culto a la personalidad que estaba erradicado

El presidente de China, Xi Jinping (izqueirda), junto al primer ministro, Li Keqiang, durante la apetura del Congreso Nacional del Pueblo.

El presidente de China, Xi Jinping (izqueirda), junto al primer ministro, Li Keqiang, durante la apetura del Congreso Nacional del Pueblo. / periodico

ADRIÁN FONCILLAS

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Siete jefes provinciales del Partido Comunista de China se han referido en las últimas semanas al presidente Xi Jinping como el hexin (núcleo, en traducción aproximada) al que deben fidelidad. El léxico sirve para orientarse entre los arcanos de la política china. La resurrección de un título enterrado durante décadas evidencia un poder desmesurado y a contrapelo de la reciente casuística.

Deng Xiaoping había jubilado los excesos autoritarios. El arquitecto de las reformas juzgó que desmanes de la Historia moderna que aún traumatizan a los chinos como el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural se explican por el desaforado culto a la personalidad que disfrutó Mao.

Nadie debía acumular tanto poder y el país rebajó el foco del líder al partido. Cada presidente ha heredado desde entonces menos poder del anterior y es el Comité Permanente del Politburó, formado hoy por siete miembros, el que dirige el rumbo. Pero Xi ha terminado con la fórmula del “primero entre iguales”.

Su presencia en la televisión pública es atosigante incluso para los parámetros propagandísticos del país. Sólo Mao apareció en más portadas del Diario del Pueblo que 'Xidada' o el 'tío Xi'. Se ha apartado de la farragosa política con críticas a la calamitosa selección de fútbol, la arquitectura extravagante o la pulsión crematística de los artistas en lugar de educar al pueblo.

ODAS DE POETAS

Presuntos poetas le dedican odas, una canción popular aconseja casarse con alguien como él y un oscuro restaurante en el que probó unas empanadillas es hoy lugar de peregrinación. Su rostro abunda en los recuerdos para turistas junto al de Mao y han sido publicados al menos cinco libros con sus discursos.

El culto a la personalidad extremo y su devoción popular no admite comparación con sus prececesores, Hu Jintao y Jiang Zemin. Le ayuda un rostro menos hierático y su mediática esposa, la célebre cantante de ópera Peng Liyuan.

Su reputación ha sido apuntalada por una férrea lucha contra la corrupción sin precedentes en China. Cada caída de un político es jaleada por un pueblo que ha sufrido los excesos del poder desde el mandarinato. Xi ha cumplido su promesa de acabar con moscas y tigres, en referencia a funcionarios y altos cargos.

No hay dudas de la culpabilidad de los defenestrados, pero hay derecho a especular sobre los porcentajes de purga política y lucha contra la corrupción. Ningún otro presidente se habría atrevido a finiquitar a Zhou Yongkang, antiguo zar de la seguridad nacional, ni a meter mano en las poderosas empresas públicas o el Ejército.

OSCUROS DÍAS

“Una gran parte de sus esfuerzos para consolidar su poder ha sido eliminar a toda la oposición dentro y fuera del partido. Su campaña en la prensa y la sociedad civil, el control del partido sobre el Ejército y el adoctrinamiento general es un regreso a los oscuros días de la Revolución Cultural y está diseñada para asegurar la fidelidad al partido”, señala por email Brad Williams, profesor del Departamento de Estudios Asiáticos de la City University de Hong Kong.

Xi ha eclipsado al Comité Permanente y empequeñecido a los acólitos dejados por Hu. Eso incluye al vicepresidente Li Keqiang, a quien Xi parece haber robado la dirección económica. 

Es difícil calibrar los efectos prácticos del título de 'hexin', si dificulta la oposición a sus designios o no trasciende del puro simbolismo. Algunos expertos incluso sugieren que el febril acaparamiento de títulos evidencia su debilidad por el dubitativo desarrollo económico.

La respuesta llegará en la renovación de cinco de los siete miembros del Comité Central, cuya composición es un fiel termómetro del equilibrio de fuerzas.

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