SITUACIÓN POLÍTICA EN EL MAGREB

"Túnez aún no ha vivido una revolución"

Fouad Mebazaa, el primer presidente de la República de Túnez.

Fouad Mebazaa, el primer presidente de la República de Túnez. / periodico

BEATRIZ MESA / TÚNEZ

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Su carrera política empezó siendo muy joven, cuando apenas tenía 15 años, y en la actualidad, a pesar de su vejez, sigue batallando con una mentalidad reformadora y siguiendo el ritmo del cambio de la sociedad. A sus 83 años, y desde su despacho de abogados, en la avenida de Habib Bourguiba -uno de los lugares claves de la Revolución de los JazminesRevolución de los JazminesFouad Mebazaa, el primer presidente de la República de Túnez durante los nueve meses de la transición y quien condujo al país hacia las primeras elecciones libres, no oculta su máxima preocupación sobre el futuro de Túnez.

-Han pasado cinco años desde la desintegración del régimen de Ben Alí. ¿Cúal es su balance? No hay dudas de que el país está cambiando, con la inclusión en el campo político de los islamistas y la eclosión de numerosos medios de comunicación que trabajan desde la libertad total. Aunque pediría a los medios una mayor responsabilidad porque falta preparación en el sector de la información. Pero nos enfrentamos a un problema mayor, que se convirtió en el origen de la conocida como Revolución de los Jazmines: empleo y dignidad. Necesitamos una profunda transformación en el ámbito social y económico, así que mientras no se resuelvan estos dos expedientes, podemos hablar de revuelta o sublevación pero nunca de revolución. De hecho, Túnez no ha vivido aún su revolución.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"A los j\u00f3venes","text":"\"A los j\u00f3venes\u00a0no les preocupa qu\u00e9 ideolog\u00eda les gobierna sino que haya pol\u00edticas que arreglen sus problemas\""}}-Precisamente, hace unos días, un joven tunecino se electrocutó en la región de Kasserín, al oeste del país, como señal de protesta a causa de las promesas incumplidasLos jóvenes no dejarán de reivindicar sus derechos sociales y la clase política debe entender el mensaje. Que a las nuevas generaciones no les preocupa la ideología que les gobierna sino las nuevas políticas capaces de responder a las necesidades básicas de la población. Nuestra principal amenaza procede del interior, una región en donde se necesita inversión estatal para dar un futuro a los jóvenes que sufren el desempleo y la precariedad.

-¿Qué propone, entonces, para una transición real en Túnez? Dos cosas, una nueva orientación de la gestión política y un giro en la gestión del desarrollo. De nada sirve cambiar a una persona por otra si la mentalidad del antiguo régimen sigue pesando (en alusión a la corrupción). Nuestro problema es profundo. Requiere un cambio estructural que empiece transformando la manera de pensar de los funcionarios y eso no se consigue de hoy para mañana. Como también se necesita un verdadero cambio, vuelvo a insistir, en la política de desarrollo porque durante mucho tiempo los esfuerzos se han puesto en las zonas más turísticas excluyendo el campo.

-¿Y durante su etapa de ministro con el expresidente Ben Alí contó con margen de maniobra para reaccionar ante los problemas sociales? En el año 87, cuando era ministro de la Juventud y de los Deportes, me desplacé hasta la región de Sidi Bouzid, al sur del país, (donde empezó la Revolución de 2011 con el suicidio de Mohamed Bouazizi) y me reuní con un grupo de jóvenes que me narraron las sistemáticas irregularidades que se cometían con el dinero público. Me contaron también las deficiencias en las infraestructuras y la falta de oportunidades. El Gobernador intentó disuadirme con otra versión sobre el destino de las cuentas públicas. Regresé a la capital para dar cuenta al entonces presidente. Yo ya me adelanté y advertí del desastre en el mundo rural. Pero…

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Ben Al\u00ed nunca imagin\u00f3","text":"\"Ben Al\u00ed nunca imagin\u00f3\u00a0un levantamiento popular. Y eso que hubo un precedente con la revuelta de los mineros, que aplast\u00f3\""}}-¿Ben Alí nunca intuyó un posible levantamiento popular? No. No se lo imaginó, a pesar de que hubo un primer indicio. Subestimó las protestas de los mineros que estallaron en el 2008 en la región de Gafsa y que reprimió con mano dura. Ahí no tuvo ninguna visión. 

-¿Usted cree en el islamismo político para Túnez? No. Creo en el islam, de un lado, y en la política de otro. Lo contrario significaría poner en peligro el cariz laico y abierto de nuestro país, ejemplar para otras sociedades musulmanas. Túnez debe seguir preservando los valores heredados del expresidente Habib Burguiba, así como la modernidad, la igualdad entre hombres y mujeres o el respeto dentro de las diferencias.

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