Cinco claves para entender por qué Schengen está en peligro

La decisión de varios países de reinstaurar los controles fronterizos amenaza la libre circulación dentro de la Unión Europea

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SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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¿Qué es el espacio de libre circulación de Schengen?

SchengenEl espacio de libre circulación Schengen nació en 1985 cuando cinco estados miembros -Alemania, Francia, Bélgica, Luxemburgo y Holanda- decidieron suprimir los controles fronterizos internos. Cinco años después firmaban el convenio de aplicación y una década más tarde se suprimían los controles. La zona suma hoy en día a 26 países, 22 de la Unión Europea más Islandia, Liechtenstein, Suiza y Noruega. Pertenecer a este espacio significa que, como norma, no se realizan controles fronterizos, que los estados firmantes del convenio deben eliminar todos los obstáculos al flujo de tráfico por carretera, que la policía puede realizar controles pero solo sobre la base de una posible amenaza a la seguridad pública o sospechas de delincuencia transfronteriza, y que se pueden realizar controles en puertos y aeropuertos pero solo para comprobar la identidad del titular del billete.

¿Qué países están fuera?

Bulgaria, Croacia, Chipre, Irlanda, Rumanía y Reino Unido son los estados miembros que no forman parte de este espacio, lo que significa que los vuelos o traslados desde estos países hacia un miembro del espacio Schengen están sujetos a controles fronterizos. Los ciudadanos de la UE, no obstante, tienen derecho a circular libremente cuando viajan por la Unión por lo que, normalmente, deberían poder entrar en un país de la UE que no forma parte del espacio Schengen con una comprobación mínima de sus documentos de identidad.

¿Por qué hay seis países que aplican controles temporales?

Salvo Francia, que reintrodujo los controles en sus fronteras en noviembre pasado en respuesta a los atentados de París, el resto de países del espacio Schengen que los aplican -Alemania, Austria, Suecia, Dinamarca y Noruega- lo hacen en respuesta al flujo de refugiados y la presión migratoria. En la mayoría de los casos expiran a lo largo del mes de febrero, pero sus autoridades ya han anunciado su intención de extenderlos. El plazo límite en el que se pueden encadenar controles es de ocho meses aunque existe una posibilidad en el código Schengen para prorrogarlos hasta dos años si se constatan deficiencias en el control de una frontera exterior. Bruselas sigue examinando la situación en Grecia.

¿Por qué está en peligro Schengen?

La llegada de un millón de refugiados en 2015 y el temor a que terroristas procedentes de Siria se colaran por Grecia llevó a muchos gobiernos a instaurar paulatinamente vallas y controles para impedir que siguieran llegando al viejo continente. Son varios los estados miembros que han anunciado que no tienen intención de levantar esa vigilancia si el flujo migratorio no se ralentiza y no mejora el control lo que podría generar un efecto dominó. Los controles fronterizos podrían finalmente perpetuarse y con ello saltar por los aires uno de los grandes logros de la integración europea. “Es Europa la que podría morir, no el espacio Schengen. Si Europa no puede proteger sus fronteras es la idea de Europa la que podría estar en cuestión”, ha alertado el primer ministro francés, Manuel Valls.

¿Qué pasa con Grecia si se perpetuan los controles?

Grecia se ha convertido en la principal puerta de entrada a Europa para el millón de refugiados que huyeron de la guerra y la pobreza en el 2015. Algunos países europeos llevan meses culpando a Atenas por no registrar e identificar a los refugiados que llegan por las islas y dejarlos marchar sin más a través de la frontera norte con Macedonia. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, cree que la solución pasa por construir una valla en la frontera entre Grecia con Macedonia y Bulgaria, y el esloveno Miro Cerar ha sugerido reforzar el control policial entre Grecia y Macedonia. La idea gusta en el este de Europa, en países como Polonia o la República checa, pero genera una enorme preocupación en Atenas porque podría convertir al país en un gran centro de refugiados.