CINCO MESES DE INVESTIGACIONES

Los secretos del Corán más antiguo del mundo

Nuevas pistas confirman el gran valor de los fragmentos del manuscrito sagrado hallados en julio en la universidad de Birmingham

Páginas del Corán hallado en la universidad de Birmingham (Reino Unido).

Páginas del Corán hallado en la universidad de Birmingham (Reino Unido). / periodico

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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Las investigaciones sobre lo que podrían ser los restos del Corán más antiguo del mundo se han convertido en un gran rompecabezas internacional. Pero poco a poco las piezas van encajando. Cuando el pasado mes de julio la universidad de Birmingham reveló haber encontrado dos hojas de una de las versiones del Corán más antiguas de la historia, la noticia corrió como la pólvora. Los mejores especialistas del islam se lanzaron inmediatamente a seguir la pista de los fragmentos y tratar de determinar sus orígenes. Ahora, cinco meses más tarde, los académicos confirman el enorme valor del manuscrito, que puede ser incluso mayor de lo pensado en un primer momento. 

Las últimas indagaciones vendrían a confirmar que los fragmentos de Birmingham, con al menos 1.370 años de antigüedad, pertenecieron en el pasado a un Corán depositado originalmente en la mezquita más antigua de Egipto y de África, la de Amr ibn al-As, en la ciudad de Fustat, que hoy forma parte del antiguo Cairo. También parece cada vez más seguro que los fragmentos de Birmingham coinciden con otros depositados en la Biblioteca Nacional de Francia. Así lo ha confirmado el gran experto francés François Déroche, historiador y miembro del College de France.

VICECÓNSUL FRANCÉS

El manuscrito lo trajo a Europa un vicecónsul francés, cuando Egipto estaba bajo el control de Napoleón. El Corán había sido transferido de Fustat a la biblioteca nacional del Cairo, pero de acuerdo con el profesor Déroche, “algunos folios pudieron ser arrancados en el traslado”, para ser vendidos en el mercado de antigüedades. De esa forma, a mediados de los años 20, un iraquí, Alphonse Mingana, trajo el manuscrito a Birmingham. Los viajes de Mingana, coleccionando antigüedades por Oriente Próximo, eran financiados por la familia Cadbury, los productores británicos de chocolates. Déroche no descarta que haya más fragmentos, vendidos en su día a coleccionistas particulares, que salgan ahora a la luz. La colección completa podría tener 200 páginas.

El principal desacuerdo sobre los restos de Birmingham se refiere por el momento a su antigüedad. Las pruebas de radiocarbono lo sitúan entre el año 568 y el 645. El profeta Mahoma murió en el 632 y es posible, como creen algunos académicos, que la persona que lo escribió le conociera personalmente. Pero otros expertos sostienen que “las evidencias gráficas”, incluida la forma en que los versos están separados, indicarían que el texto es posterior.

ANÁLISIS DE RADIOCARBONO

El radiocarbono basa sus análisis en la fecha en que murió el animal cuya piel fue utilizada en el pergamino. Pero ese pergamino, apunta el profesor David Thomas, de la Universidad de Birmingham, pudo haber sido utilizado años más tarde de ser elaborado. Eso explicaría la diferencia en las fechas. El enigma quizás se resuelva cuando se someta a la prueba del radiocarbono el manuscrito de París.

Hay quienes creen que las dos hojas de Birmingham son parte de la primera versión completa escrita del Corán, que recopiló Abu Bakr, el califa musulmán, quien gobernó entre los años 632 y 634. De confirmarse esa tesis, el descubrimiento sería de un valor incalculable. Pero, por el momento, las investigaciones continúan.