EEUU abandona su programa para entrenar rebeldes sirios
Obama admite que el programa «no ha funcionado» y aprueba el cambio
Desde que nació, el programa diseñado por el Pentágono para entrenar y armar a los llamados «rebeldes moderados» sirios para que combatieran al Estado Islámico ha estado lastrado por problemas. Los ha habido logísticos, práticos, tácticos, estratégicos... Han sido tantos que, al final, la Administración de Barack Obama ha acabado rindiéndose a la evidencia de su inutilidad y abandonando ese esfuerzo al que se destinaron 500 millones de dólares.
Ese abandono --vestido con términos como «pausa operativa», «reenfoque» o «evolución en la aplicación de recursos»- lo confirmaron ayer el secretario de Defensa, Ashton Carter, y fuentes de la Administración. Pero aunque buscaran recursos retóricos o hablaran de un programa con «deficiencias», no evitaron alejar la sombra de una realidad más contundente: la del fracaso.
El propio presidente Obama, que el viernes pasado reconocía en una rueda de prensa que «el programa no ha funcionado como se suponía», dio el visto bueno al giro estratégico en dos reuniones de alto nivel de sus equipos militares y de seguridad nacional la semana pasada.
Entrenar sobre el terreno
En términos prácticos, el cambio supone que el Pentágono dejará de buscar a individuos que, tras un riguroso proceso de selección y aprobación, eran reclutados y enviados a campamentos en Jordania, Turquía, Catar y otros países fuera de Siria, donde recibían entrenamiento y también equipamiento militar. La apuesta ahora es «trabajar con fuerzas nativas capaces» que ya se encuentran «sobre el terreno», según explicó ayer Christine Wormuth, subsecretaria de Defenda, pero se admite que se tratará de un entrenamiento «mucho más mínimo».
El Pentágono, según han explicado esas fuentes, buscará a líderes tribales al frente de grupos rebeldes que ya combaten contra el EI (en muchos casos con los que se lleva ya trabajando meses y en los que se tiene «confianza»). Se les dará formación y se les facilitará «equipamiento básico», incluyendo armas y municiones para que repartan entre sus unidades, pero serán aportaciones también mucho más reducidas que hasta ahora.
Rigidez inefectiva
«La rigidez no era efectiva y necesitamos ser flexibles y adaptarnos», declaró ayer Brett McGurk, uno de los principales asesores de Obama en el combate contra el EI. Justificaba así el cambio en el programa, que era independiente de uno similar de la CIA que sigue en marcha.
McGurk, como otras fuentes de la Administración, huía ayer del término «fracaso» pero este ha sido innegable. Tanto Carter como el jefe del comando central, el general
Lloyd Austin, habían reconocido en los últimos meses estar muy lejos de la meta de reclutar y entrenar a 4.500 rebeldes moderados este año. De hecho, Austin reconoció el mes pasado que de la primera clase «graduada» de 54 rebeldes solo quedaban «cuatro o cinco» combatiendo al EI (aunque luego otras fuentes hablaron de 71 graduados más en un segundo curso). El mando central, además, admitió en septiembre que varios de los rebeldes entrenados habían dado al menos un cuarto del equipamiento militar que les había facilitado EEUU al frente Al Nusra.
El cambio de programa llega cuando Rusia ha elevado su despliegue terrestre y aéreo en apoyo al régimen de Asad, complicando aún más el entramado bélico.
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