DÍA INTERNACIONAL DEL REFUGIADO

La cifra de refugiados en el mundo alcanza unos niveles de récord

Éxodo sirio

Éxodo sirio / periodico

CARLES PLANAS BOU / BARCELONA

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Era mayo de 1945. Alemania se rendía y ponía fin a la segunda guerra mundial, pero el drama aún no había acabado. Europa se desangraba y millones de personas se hallaban perdidas, sin protección ni lugar donde ir. Setenta años más tarde, la historia se repite cerca de nuestras casas y en las playas en que veraneamos.

El 2014 ha sido un año nefasto para los refugiados. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 59,5 millones de personas han sido víctimas forzadas de un éxodo alarmante, lo que supone casi un 1% de la población mundial. El recrudecimiento delas guerras en Siria Irak, los conflictos en el Sahel africano y las fuertes discriminaciones a las minorías en el sudeste asiático apuntan a que el 2015 seguirá la misma senda.

El año pasado 3.419 refugiados murieron ahogados en aguas europeas mientras trataban de llegar al continente. En los primeros cinco meses del 2015 el Mediterráneo ya ha engullido a más de 1.800 y se ha convertido en una auténtica fosa común, la ruta de migración más mortífera del mundo. El 80% de los inmigrantes son potenciales demandantes de ayuda y protección internacional. «Eso evidencia una clara contradicción en las políticas europeas», lamenta Estel·la Pareja, directora de la Comissió Catalana d'Ajuda al Refugiat (CCAR).

Mientras Italia y Grecia se están viendo desbordadas por la llegada masiva de refugiados, los otros miembros de la UE rechazan el plan de repartición de cuotas para dar asilo a las víctimas. «Hay un efecto dominó que demuestra que la UE no tiene una política migratoria común sino 28 Estados que piensan solo en sus intereses», apunta Sergio Maydeu, analista de conflictos internacionales y consultor. El exrepresentante de ACNUR en España, Carlos Boggio, rechaza el argumento de no asumir las cuotas a causa del paro. «Solo hace falta ver las nacionalidades para ver que no son migrantes económicos sino refugiados».

Pero los refugiados no solo llegan de lugares remotos ni por el mar. La guerra civil en Ucrania ha dado pie al primer gran éxodo humano en Europa desde las guerras de los Balcanes. La respuesta europea al problema migratorio está evidenciando un conflicto de intereses entre la soberanía nacional y la legislación internacional.

Lo que está ocurriendo en las costas europeas tiene su origen en conflictos anclados como la guerra de Siria o la crisis humanitaria del Sahel africano. Más de cuatro años de guerra civil en Siria han generado un éxodo masivo en Oriente Próximo que ha desbordado completamente a países vecinos como Jordania y el Líbano. Familias divididas se apelotonan en los campos de refugiados de la región, donde se les priva del derecho al trabajo. «Cada año se recortan más los fondos y eso fuerza a mujeres y niños a salir a trabajar para ganar dinero», cuenta Paula San Pedro, investigadora en acción humanitaria de Oxfam Intermón.

De los cuatro millones de refugiados en Siria, hasta el 39% son niños menores de 11 años, lo que muestra el nivel de alerta que vive la región. El conflicto está dejando generaciones de niños desescolarizados, explotados en trabajos infantiles y golpeados psicológicamente por el caos que han traído el Gobierno de Al-Assad y el Estado Islámico a su país.

SIN TAPÓN

África también afronta una situación dramática. El Sahel es una de las peores zonas del mundo donde la corrupción, los conflictos armados y el terrorismo de Boko Haram se unen a la vulnerabilidad y pobreza de los Estados. Los desplazados quedan atrapados entre países sumidos en el caos. «Las olas de refugiados dificultan aún más su supervivencia», cuenta Pablo Tosco, fotoperiodista de Oxfam Intermón que acaba de volver de República Centroafricana. Otro grave inconveniente es que los tradicionales países de tránsito, como Libia, ahora también generan refugiados y «han dejado de hacer de tapón hacia Europa», apunta Maydeu.

Hace un mes Indonesia y Malasia aceptaron acoger a 7.000 refugiados de la minoría perseguida rohingya con la condición de repatriarlos dentro de un año. Una medida más preocupada por ser un parche que no una solución. Las políticas adoptadas en los últimos años para frenar las olas migratorias no han tenido resultado. Eso ha hecho que el impacto económico de los refugiados y los desplazados se haya disparado un 267% desde el 2008 hasta los 113 millones de euros actuales. En el 2015 la cifra seguirá creciendo.