LA CRISIS GRIEGA

Tsipras sigue firme ante Bruselas y su propuesta «absurda»

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, durante una intervención en el Parlamento.

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, durante una intervención en el Parlamento. / REUTERS / ALKIS KONSTANTINIDIS

CLARA PALMA HERMANN / ATENAS

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«Las propuestas griegas son hasta ahora la única base realista del debate». Este es el mensaje que remachó este viernes el primer ministro griego, Alexis Tsipras, durante una intervención en el Parlamento. Con el rechazo del acuerdo unitario propuesto por las instituciones y la decisión de retrasar a finales de junio los próximos pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI), las negociaciones entre Grecia y sus acreedores han dado un giro crítico, reconoció Tsipras. No obstante, volvió a aseverar que las conversaciones se encuentran en su tramo final, prometiendo que «la paciencia del Gobierno pronto dará sus frutos».

El líder de Syriza criticó duramente las últimas propuestas de los acreedores, calificándolas de «absurdas». «No podía imaginar cuando me reuní con [el presidente de la Comisión Europea] Jean-Claude Juncker que las medidas no iban a tener nada que ver con las negociaciones en el Grupo de Bruselas de los últimos cuatro meses» afirmó. En su intervención, exigió a los partidos de la oposición un posicionamiento sobre lo que calificó de «un mal truco de negociación que pronto será retirado por los propios acreedores».

REESTRUCTURACIÓN DE LA DEUDA

A continuación, pasó a detallar los requisitos de una solución integral, «no solo para Grecia, sino para Europa». Entre ellos se cuentan un programa de inversión que relance la economía griega, la protección de pensiones y salarios y el aumento de los ingresos públicos redistribuyendo la carga impositiva. Tsipras anunció también la presentación en el Parlamento de un proyecto de ley para la reintroducción de los convenios colectivos e hizo hincapié en la necesidad de reestructurar la deuda.

De hecho, este viernes se filtró a la prensa la propuesta de Atenas para que la deuda pública --ahora en el 180% del PIB-- quede reducida a un tercio para el 2030. El plan comprende una serie de intercambios de bonos, lo que conllevarían una reducción de los intereses y una ampliación de los plazos de pago. También prevé una quita de la mitad del préstamo contratado con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, lo que implicaría la cancelación de aproximadamente un quinto de la deuda total acumulada con ambos rescates.

El líder del principal partido de la oposición, Nueva Democracia, rechazó tajantemente apoyar al Gobierno. Criticó con dureza la estrategia de negociación del Ejecutivo, subrayando que las condiciones exigidas ahora por los acreedores son mucho peores que las planteadas a su propio Gabinete el año pasado. «Nos lleváis derechos hacia un nuevo rescate, cuando nosotros ya estábamos saliendo del anterior», acusó Andonis Samarás. Como condición para un proceso de convergencia nacional, instó a Tsipras a dejar de proteger al sector público y a retomar las privatizaciones, entre otras medidas.

Con ambigüedad, Stavros Theodorakis, el líder de la tercera fuerza política To Potami (El Río), indicó su disposición a apoyar «la propuesta europea que lleve la firma tanto del Gobierno como de los socios». «Las encuestas muestran que la gente quiere un compromiso honesto y que no les importa si dejáis de lado algunas de vuestras mentiras preelectorales», añadió, en referencia a un sondeo de Alco publicado este viernes. Un 50% de los griegos consentiría un acuerdo aunque pasase por encima de las «líneas rojas» del Gobierno, aunque un 37% estaría dispuesto a ir a elecciones para dirimir la cuestión.

LOS DUROS, CONCILIADORES

Aparentemente apaciguada por este endurecimiento de la postura del Gobierno, el ala dura de Syriza reaccionaba por su parte con un giro conciliador. En contraste con su discurso rupturista de los últimos días, el ministro de Energía, Panayotis Lafazanis, calificaba el plan del Gobierno de «propuesta de mínimos con el objeto de lograr un acuerdo beneficioso para la parte griega». La díscola diputada Rajíl Makrí también habló de un "acuerdo viable, aunque no sea el mejor que se podría proponer".

Por su parte, los mercados reaccionaban este viernes con temor ante el agrupamiento de los pagos al FMI y las advertencias de algunos ministros sobre elecciones anticipadas en caso de no llegar a acuerdo. La Bolsa de Atenas cerraba con una caída del 4,96%. En declaraciones a la radio, el ministro de Trabajo, Panos Skourletis, trataba de calmar los ánimos advirtiendo que Grecia disponía de los recursos necesarios para hacer frente «fácilmente» al pago al FMI, recalcando que se había tratado de una decisión puramente política.