Un James Bond con plumas

Un James Bond con cabeza de paloma ya hace estragos en la red. El tuit que lo acompaña reza: «El 007 paloma paquistaní ha sido atrapado dulcemente por una exótica paloma hembra india». Es solo un ejemplo de la sorna que ha producido el hecho de que las autoridades de la India hayan «mantenido bajo custodia» a una paloma que llevaba un mensaje escrito en urdu y hayan considerado que Pakistán la ha usado para espiar. Los medios y las redes sociales paquistanís van llenos.

El caso de espionaje animal empezó cuando un chico de 14 años que reside en un pueblo cercano a la frontera paquistaní, en la codiciada zona de Kashmir, encontró una paloma blanca con un mensaje en su piel escrito en urdu, la lengua mayoritaria en Pakistan, y varios números en sus plumas, posiblemente pertenecientes a un teléfono. El joven la llevó a una comisaría, donde sometieron al animal a rayos X. No se encontró nada sospechoso pero la paloma, tal y como consta en el informe, quedó bajo custodia policial por «sospechoso de espía».

Cierto es que la zona de Kashmir es un enclave de confrontación militar entre la India y Pakistán y que los casos de infiltrados en zona enemiga son comunes. Ambos países se acusan mutuamente de espiarse. Lo lamentaba, precisamente, hace unos días el primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif. Pero nada comparable al episodio de la semana pasada, objeto de mofa no solo en Pakistán sino también, y mucho, en la India.

Precedentes

Sin embargo, no es la primera vez que un pájaro es retenido por las autoridades por sospechas de espionaje. Hay un caso, en el 2010. También en aquella ocasión se trataba de una paloma al servicio de la inteligencia paquistaní. Y, más allá de lo sarcástico, hay precedentes del uso de animales para transmitir información. Se consideraba, incluso, un modo seguro de hacer llegar mensajes. Los historiadores creen que estas aves fueron utilizadas en la segunda guerra mundial durante la invasión a la Francia ocupada por los nazis.

El gato de la CIA

En los años 60, la agencia estadounidense de inteligencia se gastó una cifra nada despreciable en crear un gato androide espía. El gato fue sometido a distintas operaciones en las que se introdujeron una batería en su pecho y una antena recorría su espina dorsal y su columna. El objetivo era lograr que el gato recorriera las piernas del equipo de la embajada soviética durante sus reuniones y poder, así, conocer el contenido de sus conversaciones. Muy ambicioso pero, finalmente, no cumplió su cometido.

La primera vez que el gato se puso en acción, fue atropellado mortalmente por un taxi. H