Netanyahu se tambalea en la recta final de la campaña en Israel

Las encuestas vaticinan un triunfo ajustado de la coalición centrista de Herzog en las elecciones

Pancartas de apoyo a líderes ultraortodoxos en Bnei Brak, cerca de Tel-Aviv.

Pancartas de apoyo a líderes ultraortodoxos en Bnei Brak, cerca de Tel-Aviv.

ANA ALBA

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Los israelís que quieren perder de vista al primer ministro Binyamin Netanyahu tienen la esperanza de que su sueño se hará realidad este martes, día en que Israel celebra elecciones legislativas con un adelanto de dos años. Los sondeos publicados por los medios de comunicación hasta este sábado -último día en que se permitía difundirlos- dan la victoria a la Unión Sionista, liderada por el laborista Isaac Herzog, que se presenta en coalición con el partido centrista Hatnua (El Movimiento), de la exministra de Justicia Tzipi Livni.

La última encuesta del diario Yedioth Aharonoth (derecha, el más leído de los de pago) indicaba el viernes que la Unión Sionista lograría 26 escaños y el Likud 22, de modo que Herzog tendría prioridad para intentar formar el próximo Gobierno. El líder laborista ha ido ganando peso, en parte porque ha sabido corregir sus defectos iniciales, pero también porque Netanyahu ha cometido errores, según fuentes de su propio partido citadas por el diario de izquierdas Haaretz. Estas consideran que el discurso del primer ministro del 3 de marzo en el Congreso de EEUU, en el que advirtió del «peligro» de un acuerdo entre Irán y la comunidad internacional sobre el programa nuclear de Teherán, no ha surtido el efecto deseado. «El discurso le ayudó a subir un par de escaños en las encuestas, pero este efecto se desvaneció», afirma el analista Motti Morell.

PROMESAS DE ÚLTIMA HORA

«Netanyahu habla de Irán y deja de lado las cuestiones económicas y sociales, que son las que preocupan a la mayoría de los israelís», opina Morell. En los últimos días, el primer ministro ha empezado a hacer promesas sobre la reducción del precio de la vivienda y a hablar de temas sociales, además de bajar al mundo terrenal con un baño de masas en el mercado de Mahane Yehuda de Jerusalén.

En las últimas entrevistas en televisión, Netanyahu «ha hecho un último intento desesperado de luchar contra las encuestas» y sacar de casa a sus votantes descontentos, ha afirmaso el comentarista Sima Kadmon en Yedioth Aharonoth. Kadmon ha señalado que Herzog, en cambio, presentó en la última entrevista televisiva tres prioridades: «el coste de la vida, la crisis de la vivienda y reparar las relaciones de Israel con los demás países», y que se mostró «prudente». La familia de Herzog tiene un gran pedigrí político -su padre fue general y presidente de Israel-, pero él no tiene carisma. Al principio de la campaña se mostraba nervioso e inseguro. Pero sus asesores han trabajado duro para enmendar su actitud.

También le ha ayudado tener de compañera de coalición a la resuelta Tzipi Livni, que ha hallado su salvación política en este tándem con los laboristas, con los que se siente cómoda porque «su discurso ya no es de centroizquierda», dice Meir Margalit, del partido de izquierdas Meretz. Los laboristas han adoptado buena parte de la visión del centroderecha, aunque Hilik Bar, su secretario general, asegura que no. «Nadie puede acusarnos de no ser de centroizquierda. Yitzhak Rabin intentó hacer la paz, tenemos valores socialdemócratas en economía, estamos a favor de dos Estados [israelí y palestino]», explica Bar a este diario. «Dentro de la izquierda hay un punto de vista más pragmático y centrista, el nuestro», añade.

POSIBLES PACTOS

Este pragmatismo laborista podría acabar materializándose en un Gobierno de unidad nacional (coalición de la Unión Sionista y el Likud). Esta opción, a la que Herzog no se ha cerrado y que el viernes Netanyahu descartó, es según Margalit la más factible.

Para los analistas, Herzog lo tendrá complicado para formar Gobierno sin incluir a ningún partido de derechas o religioso y quizá tenga que pedir el apoyo de los partidos árabes, que concurren a las elecciones unidos por primera vez en la historia. Hadash (integrado por árabes y judíos), Balad, Ta'al y los islamistas se perfilan como la tercera fuerza con 13 escaños, según las encuestas. Su unión no estaba prevista, pero vino forzada por el aumento del porcentaje necesario para entrar en la Kneset (Parlamento) del 2% al 3,25%, propuesta por el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, líder del partido Yisrael Beitenu (Israel Nuestra Casa, ultraderecha), al que los sondeos dan solo cinco escaños.

PALESTINA, AUSENTE

En cuarto lugar se sitúa La Casa Judía (ultraderecha religiosa), liderada por el ministro de Economía, Naftali Bennett, que aboga por la anexión del 60% de Cisjordania. Bennett podría obtener 12 o 13 escaños, igual que el partido de centro Yesh Atid (Hay Futuro), del exministro de Finanzas Yair Lapid.

El conflicto palestino está bastante ausente en la campaña. Solo los izquierdistas de Meretz y los árabes lo tienen como prioridad. Herzog ha dicho que tiene voluntad de volver a la mesa de negociaciones con los palestinos, pero ha enfocado su campaña hacia las cuestiones sociales.