Francia refuerza la vigilancia con el despliegue de 10.000 soldados

Las fuerzas especiales francesas desplegadas junto al supermercado donde fueron asesinados cuatro rehenes judíos, recordados con flores y la bandera israelí.

Las fuerzas especiales francesas desplegadas junto al supermercado donde fueron asesinados cuatro rehenes judíos, recordados con flores y la bandera israelí.

EVA CANTÓN / PARÍS

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Tras la conmoción por los atentados y la muestra de unidad frente al terror, Francia pasa ahora a la acción en el terreno de la seguridad. El ministro de Defensa, Jean Yves Le Drian, anunció ayer el despliegue de 10.000 militares en todo el territorio nacional para hacer frente a la amenaza yihadista, una amenaza todavía presente que ha llevado al Gobierno a mantener en su máximo nivel de alerta el denominado plan Vigipirate. El Ejército tendrá también como cometido dar caza a los posibles cómplices de los ataques de la pasada semana, una labor de gran envergadura que equipara la presencia de los efectivos militares a cualquiera de las misiones que Francia tiene en exterior. De manera paralela, el Departamento de Interior, redobló la vigilancia en las 717 escuelas y lugares de culto judío que hay  en Francia con 4.700 policías y gendarmes.

El primer ministro, Manuel Valls, anunciará hoy en la Asamblea Nacional las nuevas medidas que prevé el Ejecutivo para hacer frente a la amenaza del terrorismo, medidas que prometió horas después de los atentados de París que han dejado a la luz errores en los servicios de seguridad encargados de seguir la pista de los yihadistas implicados en la matanza de la revista Charlie Hebdo y la Puerta de Vincennes. Una de las áreas sobre las que se trabaja tendrá como centro neurálgico las prisiones, verdadero epicentro del proceso de radicalización de muchos reclusos. En este contexto, el primer ministro francés avanzó ayer que se generalizará el dispositivo de aislamiento de los detenidos vinculados a redes islamistas radicales.

AISLAMIENTO / «Hay que generalizar el encarcelamiento individual para luchar contra la radicalización de manera que se pueda aislar a quienes supongan un peligro», dijo. Las instituciones penitencias se verán obligadas, igualmente, a mejorar sus servicios de información para evitar caer en trampas como la que reveló el Ministerio de Justicia sobre el comportamiento de Amedi Coulibaly, el terrorista que mató a una joven policía en Montrouge, al sur de París, y a cuatro rehenes en la Puerta de Vincennes. Al parecer, el reo mostró durante su último paso por la cárcel, entre el 2010 y el 2014, un comportamiento ejemplar que, no solo no levantó sospecha alguna, sino que le permitió lograr beneficios penitenciarios. Valls destacó asimismo que uno de los principales desafíos que se plantean son las 1.400 personas vinculadas a las redes yihadistas que han salido hacia Irak y Siria.

APLAUSOS A HOLLANDE / De momento, reina el consenso sobre la buena gestión realizada por el presidente François Hollande en los ataques terroristas, pero el clima de unidad puede durar poco si no se logra un acuerdo con todas las fuerzas políticas en el ámbito de la seguridad. El expresidente Nicolas Sarkozy volvió ayer a plantear que conviene crear un grupo de trabajo integrado por todas las formaciones políticas, incluido el Frente Nacional, para buscar las respuestas adecuadas a la magnitud del desafío terrorista.  También puso encima de la mesa un asunto sensible: la inmigración. A su juicio, aunque la inmigración no está ligada al terrorismo «complica las cosas» porque es «difícil de digerir». «Cuando la integración no funciona, tenemos un problema para gestionar a determinados individuos en el territorio nacional», dijo en una entrevista cuando se le preguntó sobre el temor que expresan algunos franceses por el aumento del islam en Francia.

Otros miembros de su partido, como la exministra Valérie Pécresse, han llegado a sugerir poner en marcha una ley patriota a la francesa, inspirándose en las medidas de excepción adoptadas por George Bush tras el 11-S. Una batería de disposiciones que permitían reforzar los poderes de las agencias de información y espiar las comunicaciones electrónicas hasta extremos insospechados, como luego se supo gracias al exanalista de la Agencia de Seguri y  Edward Snowden. Es difícil que la iniciativa tenga eco en el seno del Partido Socialista.

De momento, el presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolne, intenta mantener el llamado «espíritu del 11 de enero» y confía en lograr un consenso para abrir una investigación parlamentaria sobre los atentados.