Rezar bajo la lluvia
Los palestinos oran junto a la muralla de la Ciudad Vieja tras el veto a entrar a Al-Aqsa
La lluvia arreció ayer en Jerusalén, pero no amedrentó a los fieles musulmanes, que salieron a rezar a la Mezquita de Al-Aqsa, en la Ciudad Vieja. Muchos sabían que no llegarían a este lugar -el tercero más sagrado del islam después de la Meca y Medina (Arabia Saudí)- porque la policía israelí prohibió la entrada a los hombres menores de 50 años a la Explanada de las Mezquitas, tras sellarla el día antes como no lo había hecho desde 1967.
Centenares de hombres vetados por la policía -que colocó vallas en las puertas de acceso al casco antiguo- rezaron ante la puerta de Damasco de la Ciudad Vieja, o a lo largo de la muralla que la encierra.
Frente a ellos, decenas de policías antidisturbios, algunos a caballo. Y muy cerca, vehículos policiales, incluido el que riega a los manifestantes con un líquido fétido cuando hay disturbios. "Esta zona ha estado tranquila. Los que no han podido entrar han rezado fuera de las murallas. Ayer solo permitían el acceso a esta calle a los residentes, nos pedían la documentación", explica Naji, un cristiano que vive en la Via Dolorosa.
Todo estaba listo para reprimir posibles disturbios, tras la jornada del jueves, en la que los barrios palestinos de Jerusalén Este, ocupado por Israel, ardieron en protestas por el cierre de la Explanada y la muerte de un palestino a manos de la policía. El muerto era el presunto autor del intento de asesinato del rabino extremista Yehuda Glick.
"DÍA DE LA IRA"
Pero el cielo gris se empeñó en descargar abundante lluvia que ahogó la mayoría de los incidentes previstos en una jornada bautizada como "Día de la Ira" por el movimiento palestino Al-Fatá, que había convocado protestas.
Aún así, hubo choques entre la policía y palestinos en los barrios de Silwan y Wadi al-Joz, donde fueron arrestados diez jóvenes. En la Ciudad Vieja, unos chicos intentaron acceder a la Explanada y se enfrentaron a la policía. Los incidentes más graves se produjeron en Cisjordania, en el control militar de Qalandia, cerca de Ramala.
Al menos ocho palestinos resultaron heridos por disparos de la policía de fronteras, según una portavoz militar. Decenas de palestinos -varios lanzaron piedras y cócteles Molotov- sufrieron heridas por balas de goma o se intoxicaron con gases lacrimógenos.
El barrio de Abu Tor, en Jerusalén Este, estuvo bastante tranquilo tras los disturbios del jueves, después de que la policía matara a Mutaz Hijazi, el presunto agresor de Glick. El informe inicial de la autopsia de su cadáver indica que recibió al menos 20 balazos de los policías que fueron a su casa a arrestarlo, según la asociación palestina Addameer.
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