La violencia sexual en los conflictos bélicos

Las esclavas de Visegrado

La violación se erigió en arma de guerra en Bosnia, con decenas de miles de víctimas

ANA ALBA
JERUSALÉN

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El Hotel Vilina Vlas se encuentra en un lugar paradisiaco, a orillas del caudaloso río Drina, en la ciudad bosnia de Visegrado. Su ubicación atrae a turistas extranjeros ajenos a los crímenes que se cometieron allí en la guerra de Bosnia (1992-1995). En este edificio, más de 200 mujeres y niñas bosniomusulmanas, según un informe de la ONU de 1994, fueron violadas, utilizadas como esclavas sexuales, torturadas y muchas, asesinadas. Las más jóvenes tenían 14 años. Según la asociación bosnia Mujeres Víctimas de la Guerra (ZZR), solo 10 mujeres sobrevivieron a los horrores del Vilina Vlas, uno de los peores campos de concentración-violación en 1992.

El hotel se convirtió en cuartel general de los paramilitares serbo-bosnios y serbios del grupo Águilas Blancas, liderado por Milan Lukic, que violó a muchas mujeres. También lo hizo su hermano, Sredoje Lukic, y decenas de paramilitares, policías y soldados de las fuerzas serbias que sembraron el terror en el este de Bosnia. «Nos mantenían atadas, no podíamos hablar, nos daban de comer mendrugos, nos pegaban con palos... Perdí la cuenta de cuántas veces me violaron», explicó una víctima al digital Balkan Insight. Esta mujer aseguró que Milan Lukic la violó dos veces en su casa y degolló delante de ella a su hijo de 16 años.

Amiga de la familia

A los hermanos Lukic los conocía bien Bakira Hasesic, una mujer de Visegrado que tenía 39 años en abril de 1992. Estaba casada, era madre de dos hijas adolescentes y trabajaba en el ayuntamiento. «Milan Lukic me violó en el sótano de la comisaría central. Me amenazó con un cuchillo enorme, pensé que me mataría. Conocía a su familia, había estado en su casa y le había ayudado, como a tantos vecinos serbios a los que consideraba amigos», relató Bakira, presidenta de ZZR, a esta periodista durante un encuentro hace unos años.

A Bakira la violaron en diversas ocasiones en Visegrado. A su hija mayor la violaron en su casa y casi muere por la fractura craneal que le provocó su agresor al golpearla con un fusil. Entre 15 hombres que asaltaron la casa ese día estaba Veljko Planincic, el jefe de la policía local, el vecino que iba a pescar con el marido de Bakira, cuya hermana murió tras estar internada en una casa-campo de violación.

Los cuerpos de la mayoría de mujeres violadas y asesinadas en Visegrado o de las que se suicidaron no se han encontrado. Tampoco se ha arrestado a casi ningún agresor. Ni siquiera los hermanos Lukic fueron condenados por violación, aunque el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) sentenció a Milan a cadena perpetua y a Sredoje a 27 años por otros crímenes. Los fiscales alegaron no disponer de testigos. El TPIY y el Tribunal de Bosnia y Herzegovina han juzgado y sentenciado a violadores, pero muchos siguen libres. Algunos se cruzan  a diario con sus víctimas.

El número de mujeres violadas en la guerra bosnia es incierto, pero los cálculos las sitúan entre 20.000 y 50.000. Aunque hubo víctimas de todas las comunidades, la gran mayoría de violadas fueron musulmanas. La violación fue una de las armas más potentes para perpetrar la limpieza étnica y el genocidio.

«Lo más difícil en estos años ha sido conseguir que las mujeres rompieran el silencio, pero lo hemos logrado», afirmó Bakira, que junto a otras mujeres ha luchado para conseguir que el Estado considerara a las mujeres violadas como víctimas de la guerra con derecho a recibir ayudas.