Crisis en Ucrania
Yanukóvich cede a la presión de la calle y acepta un adelanto electoral
Ucrania vivió ayer una verdadera revolución que arrebató el poder de las manos del presidente de esa antigua república soviética, Víktor Yanukóvich. Tras tres días de combates callejeros en Kiev entre los manifestantes radicales y las fuerzas antidisturbios, que se saldaron con 77 muertos, Yanukóvich cedió a la presión de la calle y firmó con los líderes de la oposición proeuropea un histórico acuerdo que prevé una reforma constitucional, elecciones anticipadas para la presidencia en el 2014, así como la formación de un Gobierno de unidad nacional en un plazo de 10 días.
El documento firmado por el presidente de Ucrania y los tres líderes de la oposición parlamentaria -Arseni Yatseniuk, de Batkivschina; Vitali Klischko, de UDAR, y Oleg Tiagnibok, del partido nacionalista Svoboda- entregó el poder real en el país a la Rada Suprema (Parlamento). Lo firmaron también los ministros de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y Polonia, Radoslaw Sikorski, que participaron en unas negociaciones que duraron nueve horas.
El representante de Rusia, el Defensor del Pueblo Vladímir Lukín, presente en Kiev, no firmó el acuerdo. Lukín dijo mostrarse preocupado por el hecho de que el documento no explicaba quién lo llevaría a la práctica y qué pasos se tomarían para aplicar los puntos acordados.
Los diputados de la Rada, que se reunieron ayer para una sesión especial, restablecieron con 386 votos a favor de 450 la Constitución del 2004, reduciendo así los poderes de Yanukóvich y convirtiendo Ucrania en una república parlamentaria. Aprobada esa decisión, el Parlamento comenzó a estampar resoluciones que en pocas horas cambiaron por completo el balance de fuerzas en la crisis política ucraniana.
Los diputados prohibieron el despliegue de la operación antiterrorista en el país anunciada el martes por las autoridades para poder usar armas y el Ejército contra los radicales y se ordenó a las fuerzas antidisturbios desbloquear el centro de Kiev y regresar a los cuarteles.
Acto seguido, la Rada destituyó al ministro del Interior, Vitali Zajarchenko, a quien la oposición acusa del baño de sangre en Kiev. Además, los diputados votaron a favor de una ley, estancada desde noviembre pasado, que abre el camino a la liberación de la exprimera ministra y líder de Batkivschina Yulia Timoshenko, encarcelada desde el 2011 por presuntas violaciones a la hora de firmar contratos sobre el suministro de gas ruso a Ucrania.
La liberación de Timoshenko había sido una de las condiciones clave de la UE para que Bruselas firmara el Acuerdo de Asociación con Kiev. Las protestas comenzaron hace tres meses tras la negativa de Yanukóvich a firmar ese acuerdo.
«LA REVOLUCIÓN SIGUE» / La pregunta clave es ahora cómo hacer que los manifestantes abandonen los edificios gubernamentales y desbloqueen las calles en Kiev y otras ciudades ucranianas. El ala radical del Maidán, el movimiento nacionalista Sector de Derecha, anunció ayer que seguirá su lucha armada contra el poder. «La revolución nacional sigue», escribió en su página de una red social rusa el líder de esa agrupación, Dmitri Yarosh. Los radicales exigen la dimisión inmediata de Yanukóvich y amnistía para todos los combatientes.
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