AVANCES SANITARIOS EN ÁSIA

Rukhsar, la última enferma

Cuatro años 8 Rukhsar Khatoon, la última niña diagnosticada de polio en el 2011 en la India, en la localidad de Shapara.

Cuatro años 8 Rukhsar Khatoon, la última niña diagnosticada de polio en el 2011 en la India, en la localidad de Shapara.

VÍCTOR MARTÍN / ELENA DEL ESTAL
CALCUTA

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El camino se abre entre casas de adobe y madera. Los campos de cultivo, que serán verdes en época de monzón, dejan ver figuras humanas de colores entre los tonos marrones de una cosecha aún tierna. Un grupo de niños corretea alborotador tras los foráneos que acaban de llegar. Son la novedad que ha interrumpido la monotonía de este pueblo lleno de vida pero apartado de todo. Una niña menuda vestida de rojo se afana por no perder el paso del grupo. Ella es el motivo por el que los extranjeros han llegado hasta allí.

Rukhsar Khatoon, de cuatro años, es la última niña india de la que se tenga constancia contagiada de poliomielitis, una enfermedad que afecta al sistema nervioso y puede provocar parálisis. El 13 de enero de 2011 fue diagnosticada y, desde entonces, no se ha registrado ningún caso nuevo en el país. Tres años es el tiempo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera necesario para declarar la enfermedad erradicada. En marzo, tras analizar los últimos estudios, la India será oficialmente un país libre de polio.

«Rukhsar empezó a vomitar y a tener diarrea, así que fuimos al médico local que le puso tres inyecciones porque pensó que era un problema del hígado», cuenta a EL PERIÓDICO el padre de la pequeña, Abdul Saha, de 28 años. No era un problema del hígado. «La pierna derecha se hinchó y empezó a torcerse y fue entonces cuando supimos que era algo más grave», recuerda sentado frente a su casa en la aldea de Shapara, a 30 kilómetros de Calcuta.

Tres meses más tarde se le diagnosticó, poliovirus tipo 1. Todo ese tiempo, su madre, Sabeda Bibi Saha, estuvo a su lado en el hospital. Abdul se quedó en la aldea para no perder los pocos ingresos que tienen tejiendo saris, prendas de ropa femenina por las que sacan unas 800 rupias.

Ahora la tímida Rukhsar vive una vida normal. Crece, juega y sonríe como lo hacen el resto de sus amigos. Su cojera ni siquiera se nota. «Está muy bien pero, cuando corre, a veces le duele la pierna y se cansa pronto», dice su padre con la niña en brazos para añadir: «Aquí no hay médico de polio y cuando le duele no podemos hacer nada».

Aversión a la vacuna

A pesar de los riesgos, hay padres que aún hoy se niegan a vacunar a sus hijos. «Pasa, sobre todo, con la población musulmana», afirma Sankari Gayen, trabajadora del Servicio Integrado de Desarrollo Infantil (ICDS), un programa estatal de asistencia médica a menores de seis años. «No quieren que sus hijos sean inmunizados porque creen que se quedarán estériles o que se les contagiará el virus a través de la vacuna», explica Gayen. Ella, vecina de la zona, sabe que lo único que funciona es darles «regalos», como gafas de sol o bolígrafos. Solo así acceden a vacunar a sus hijos.

El propio padre de Rukhsar reconoce que en su día no le dio la importancia que merecía. «Gracias a las campañas del Gobierno poco a poco la gente aprende que con la vacuna se combate el virus», reconoce Abdul. Cuando hay jornadas de vacunación, él mismo va puerta por puerta para convencer a los vecinos de que no duden en  inmunizar a sus hijos.

La familia de Rukhsar recibe apoyo de Rotary, entidad socia del Gobierno en la lucha contra la polio. «Rotary nos propuso ir a Nueva Deli y ayudarnos a encontrar empleo allí, pero no queremos dejar nuestra aldea. Por eso decidimos que Rukhsar vaya a estudiar a la capital cuando tenga seis años», cuenta su abuelo al llegar de la mezquita.

Hasta pueblos remotos como Shapara han llegado los programas de inmunización. Desde 1995, han sido vacunados unos 172 millones de niños menores de cinco años en toda la India, con un coste para el Gobierno de 2,5 millones de dólares. Un gran éxito si se tiene en cuenta que en 2009 contaba con la mitad de la población mundial enferma de polio. Hace tres años que no se registra un caso nuevo de polio en el país. Pero hay otros retos pendientes.