Una amenaza a las puertas de Europa

Al Qaeda está a las puertas de Europa. Desde 1997, la franquicia norteafricana de la organización terrorista-conocida como Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)- supone una amenaza creciente para la estabilidad y la seguridad del Sahel y el Magreb y también para la UE. Su santuario ya no es el norte de Mali, sino el sur de Libia. La inestabilidad y falta de autoridad gubernamental en ese país magrebí, después de la guerra civil iniciada en 2011, ha abonado el terreno para la expansión de AQMI en un territorio extenso y que permite a los mercenarios y activistas de la organización proseguir con las operaciones de entrenamiento y continuar enrolando a yihadistas del Sahel.

Nacida en Argelia de una escisión del Grupo Islámico Armado (GIA), AQMI proclama la yihad contra la apostasía de los regímenes de la región. Desde 2004 la dirige Abdelmalek Droukdel, quien llamó a combatir a los gobiernos de Marruecos, Túnez, Argelia y Mauritania y a la  recuperación de Al Andalus.

Pero AQMI no es solo una organización de ideología fanática. Es, sobre todo, una red ligada al narcotráfico y a la venta de armas. A AQMI se le atribuyen secuestros, como el de los tres cooperantes españoles en Mauritania en 2009, y atentados terroristas, como los de 2007 en Casablanca y Argel, en los que murieron casi 30 personas.