El artista ruso que clavó su escroto en la plaza Roja: "Rusia se está convirtiendo en una cárcel"

Piotr Pavlenski asegura que se encuentra "mejor", dos días después de ser hospitalizado tras su impactante acción

Un pintor ruso clava sus testículos con un martillo en la Plaza Roja de Moscú

Un pintor ruso clava sus testículos con un martillo en la Plaza Roja de Moscú / periodico

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El artista ruso Piotr Pavlenskicuya imagen, desnudo y con el escroto clavado a los adoquines de la plaza Rojaplaza Roja, ha dado la vuelta al mundo, explicó este martes que no le quedaba otro remedio, ya que Rusia "se está convirtiendo en una cárcel". "Ya me siento mejor que ayer", afirma Pavlenski, dos días después de que fuera hospitalizado tras su impactante acción en pleno día frente al mausoleo de Lenin, junto a las murallas del Kremlin.

"Nido de autoritarismo"

Es allí, en el mismo corazón de Moscú, donde antes de escenificar su extravagante actuación sintió que la plaza Roja es "un nido de autoritarismo, saturado del espíritu de paranoia que se propaga por todo el país". "La idea llegó a medida que me daba cuenta de que el país está convirtiéndose en una prisión. Todo el dinero se ha gastado para reforzar la seguridad de las estructuras policiales y de control. Se desvanecen los límites entre un Estado y una cárcel", asegura. Y agrega: "Cuando paseas por la plaza Roja, con el tiempo empiezas a notar la cantidad de sabuesos que hay por allí".

El artista, que vive en la antigua capital imperial rusa, San Petersburgo, de donde paradójicamente proviene más de la mitad de la elite del Kremlin, señaló que durante su acción "fue curioso ver cómo el sistema trataba de neutralizar 'la amenaza'". Pavlenski explica que "primero quitaron lo visual: me taparon con una sábana. Después, expulsaron a la gente que presenciaba la acción y acordonaron la zona". 

Miedo

"La percepción del paso de tiempo se distorsiona. Recuerdo que oí el grito de una mujer: '¡Está loco!'", afirma el conceptualista, que admite haber sentido miedo antes de agarrar un martillo y dar el primer golpe para fijar sus partes íntimas en el empedrado la plaza. "No hay miedo cuando lo haces. Pero sí hay miedo cuando te preparas. Es una reacción normal. Y pese a que ésta no ha sido mi primera actuación, el miedo sigue siendo el mismo cada vez", reconoce.