La carrera hacia la Casa Blanca

El momento de Paul Ryan

El número 2 de Romney ha salido por ahora airoso de los esfuerzos demócratas de demonizarle

Paul Ryan.

Paul Ryan.

I. N.
TAMPA ENVIADA ESPECIAL

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The Washington Post y el centro Pew publicaron ayer un sondeo en el que los estadounidenses definían en una palabra a Paul Ryan, el congresista republicano de Wisconsin que Mitt Romney ha elegido como candidato a vicepresidente y que anoche ofrecía en la convención de Tampa el discurso central de la jornada. Entre los nueve términos más repetidos aparecían«inteligente»,«honesto»,«enérgico»,«bueno». Y hasta el décimo y undécimo no aparecían tintes negativos, aunque eran contundentes:«extremista».«Idiota».

Ryan, prácticamente desconocido fuera de Washington, no arranca de un mal punto de partida. Y al menos según ese sondeo, pese a polarizar, ha frenado de momento la inversión de dinero y esfuerzo de los demócratas para alertar sobre el peligro de su ideología fiscal ultraconservadora (que aparcó durante el mandato de George Bush votando el 90% de las medidas de aumento de gasto que subieron la deuda en seis billones de dólares).

Ryan puede ser la nueva versión de Sarah Palin, la elegida de John McCain, cuyo discurso electrizó a la convención y a 36 millones de espectadores hace cuatro años. Y aunque difícilmente se puede decir que iguale el bajo nivel intelectual de la exgobernadora de Alaska que luego se convirtió para la campaña republicana en un lastre más que un activo, no falta quien lo ve mucho más endeble de lo que aparenta. Quizá nadie más que Leon Wieselttier, que en un demoledor artículo enThe New Republic escribe: «Su estilo intelectual es amateur y pueblerino». «Su pensamiento es solo envoltorio». «La distinción entre análisis y manifiesto en él se pierde». Y: «Sus ideas son de segunda mano».

Un día después de que la potencial primera dama, Ann Romney, diera en su efectivo discurso un impulso a la humanización de Romney, Ryan tenía ayer que humanizarse a sí mismo. Podía recordar, una vez más, la muerte de su padre cuando él tenía 16 años y mostrarse a través de su esposa y sus tres hijos como un hombre de familia. Pero debía combatir también los fantasmas de castigo a los más pobres que despiertan las propuestas económicas de un católico no demasiado preocupado por la justicia social.

Ryan es también totalmente inexperto en política exterior. Y quizá por eso la convención colocó justo antes el discurso de la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, que ayer mismo por la mañana acusaba a Obama de«haber silenciado la voz de EEUU en el mundo, creando un ambiente caótico y peligroso».