La situación política en Argentina

Kirchner no deja ninguna esperanza a la oposición

Los rivales de la presidenta ya han tirado la toalla en plena campaña

ABEL GILBERT

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Los argentinos eligen presidente el próximo 23 de octubre. A estas alturas, la campaña electoral debería estar acercándose a su momento de mayor voltaje. Debería proliferar el debate y la acusación cruzada. Los ambientes más politizados tendrían que dar cuenta de una encrucijada. Pero nada de eso sucede. El campo de batalla es un escenario mustio. El futuro llegó hace rato y es, otra vez, de Cristina Fernández de Kirchner. La presidenta corre con tanta ventaja que hasta sus adversarios han aceptado la derrota con tanta anticipación. Solo participan de la contienda en calidad de amargados figurantes.

Si no ocurre una catástrofe de por medio, los comicios se convertirán en un trámite desprovisto de misterio. La oposición, en sus diversas manifestaciones, acompaña con cierta perplejidad los acontecimientos. Su principal esfuerzo se concentra ahora en evitar que los seguidores de Kirchner vuelvan a ser mayoría en las dos cámaras. «De lo contrario, gobernarán Argentina como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) lo hizo en México», dicen.

LAS PRIMARIAS DE AGOSTO / Las presidenciales se definieron a mediados de agosto cuando los argentinos participaron de unas primarias abiertas y obligatorias que tuvieron el efecto de una encuesta inapelable sobre la intención de voto. «Va a ser una semifinal», desafió entonces el expresidente Eduardo Duhalde, del peronismo disidente. Pero, contra muchos pronósticos, Kirchner superó el 50% de las adhesiones. La oposición quedó a más de 36 puntos y ha creído que esa distancia es imposible de remontar.

Elisa Carrió, la referente del centroderecha, que en los comicios del 2007 salió en segundo lugar y no se ha cansado de comparar a los Kirchner con Ceaucescu y Mussolini, obtuvo el 3% de los votos en las primarias y abandonó el proselitismo.

La Unión Cívica Radical (UCR) también nada en un mar de lágrimas. Ricardo Alfonsín, el hijo del expresidente Raúl Alfonsín, cuyos trajes y modismos ha recuperado para asemejarse al padre, desarmó su alianza con el magnate conservador Francisco De Narváez. Alberto Rodríguez Saa, el otro peronista disidente, recibió al millonario con los brazos abiertos. El socialdemócrata Hermes Binner, gobernador de Santa Fe, segunda provincia argentina, que armó en los últimos meses una coalición con grupos de la izquierda antikirchnerista, podría quedar en segundo lugar el 23 de octubre.

Mientras tanto, Kirncher parece blindada a toda contingencia. Una biografía suya, contada en tonos épicos, se vende como pan caliente. El escándalo de los desvíos de dinero que manejaba la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo, uno de los emblemas de su Gobierno, no incide en el comportamiento de los electores. Susana Giménez, la presentadora televisiva más popular del país, dice a la CNN que la inseguridad es intolerable. Tampoco le afecta.

DE LUTO RIGUROSO/ La presidenta, siempre de luto, ni siquiera tiene en cuenta a sus rivales. El martes inauguró Atucha II, la tercera central nuclear argentina, que había comenzado a construirse durante la dictadura y luego se paralizó.

«Somos la generación del Bicentenario que está cubriendo todas las deudas históricas que se han generado en décadas de abandono e injerencia externa para que Argentina no tenga desarrollo. Mi compromiso no es solo ser de una generación que pague deudas, sino de una generación que vuelva a poner en marcha esa maquinaria formidable y maravillosa que es nuestra nación», afirmó la dirigente.

Según los sondeos, Kirchner podría alcanzar el 61% de las adhesiones en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país, sacándole 46 puntos a su inmeiato rival.

Las razones de esta victoria tan anticipada como arrolladora hay que buscarlas en el crecimiento de la economía (8%), la recuperación del empleo y el efecto de las políticas sociales. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la pobreza se ha reducido al 8,3% (unos 3,3 millones de personas). Nadie cree en un INDEC que disfraza las cifras de la inflación (9% oficial y 20% extraoficial). El sindicalismo opositor calcula que la pobreza es el doble de la que habla el Gobierno.

Pero más allá de la discusión sobre la cantidad de argentinos que «quedan fuera» de la fiesta del consumo, el presente de aquellos que han salido de las situaciones de precariedad y de los que nunca la han experimentado, explica porque la adhesión a Kirchner cruza a los sectores altos y bajos, parte de la izquierda e, incluso, la derecha.

COMPRA A CRÉDITO / Una publicidad de la casa de electrodomésticos Garbarino da cuenta de esa extraña confianza en el mañana. La protagoniza Christopher Lloyd, el Doc Brown de la películaRegreso al futuro. Doc llega a Argentina y se maravilla por los objetos que encuentra: plasmas, Ipad, ordenadores. Todo tan moderno y a pagar en cuotas. Ha viajado tanto por el tiempo sin saber que este país era la tierra prometida.