Los protagonistas

ABDUL WAHAD: "Soy muy feliz por ser libre"

Abdul y Mahmud han cogido las armas y han luchado por la revolución contra el régimen de Gadafi. Ahmed, en cambio, se enfurece por la caída del coronel. Mehdi lamenta que su hermano todavía defienda con balas al dictador. Libia no es aún, ni mucho menos, un pueblo unido. Es un pueblo en guerra consigo mismo. Los dos bandos se explican.

Abdul Wahad.

Abdul Wahad.

BEATRIZ MESA

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«Soy muy feliz porque, al fin, logramos ser libres. Somos un solo pueblo con un solo corazón, Trípoli», comenta Abdul, desmarcándose de las teorías posgadafistas que creen que la situación desembocará en una guerra de tribus o de etnias tras el derrocamiento del régimen. A sus 32 años arrastra las imágenes de un padre encarcelado por sus ideas políticas y de una madre que ha subsistido con una economía precaria.«Hemos sufrido mucho», rememora. Por eso no le ha importado convertirse en mártir durante el desarrollo de este levantamiento armado.«Me siento orgulloso de haber defendido esta capital y haber entrado en Bab Azizia», continúa el rebelde para luego describir cómo se produjo el asalto:«Éramos más de 100 y comenzamos a disparar hasta reventar el lugar. ¿Has estado allí? ¿Has visto lo que hemos hecho?»

Abdul protege desde el pasado martes una de las propiedades de Muamar Gadafi. Una escalera permite ascender por la puerta de la lujosa casa y ver el ostentoso lugar donde, según su análisis,«Gadafi jugaba con los dólares de nuestro petróleo».

Abdul espera que los jóvenes libios se sumen a las filas de la revolución para darla por concluida con una última batalla que se está librando en los alrededores del aeropuerto y cuya conquista marcará el final de la toma de Trípoli.

«A mí nunca me han gustado las armas, pero eran necesarias para nuestra causa. Me licencié en logística y jamás he podido dedicarme a lo que sé. Ahora me han dado un arma con la que lucho para construir un sistema libre y democrático», manifiesta el opositor, quien expone un concepto claro de lo que es la democracia.«Cuando termine la revolución quiero casarme e iniciar el proceso de construcción del país para poder votar en unas elecciones que nos de un presidente elegido por todos», explica.