CAMBIOS EN LA AGRICULTURA DE LA INDIA
El dolor de Bhimrao
Un agicultor indio se arruina y sus hijos se suicidan por las semillas transgénicas
Son los hombres de blanco, los campesinos del estado de Maharastra, en la India central. Forman la columna vertebral de la economía del país. Pero la región, antes fértil, ahora ve cómo sus campesinos se quitan la vida ante los cambios del sistema agrario promovidos por el capitalismo más feroz, esclavo de semillas transgénicas y pesticidas. El endeudamiento con los bancos está llevando a miles de de familias a la ruina económica y moral.
El caso de Bhimrao Govinda Muley es de los más conocidos. Es un militar retirado cuyos hijos trabajan en el campo como bestias de carga arrastrando un arado, y que tiene en Godry, en la región de Buldana, siete acres donde cultiva algodón, guisante, mijo y trigo. Su persona desprende una delicada bondad.
Nacido en una pobre familia de casta Marahta, conocida por su integridad moral, Bhimrao se alistó en el Ejército y cuando se retiró, en 1984, y gracias al dinero del subsidio como funcionario estatal, compró tierras y se convirtió en campesino.
Esta decisión marcaría la vida de Bhimrao, quien no podía imaginar que la guerra más cruel estaba por llegar. Con el tiempo, para seguir poder cultivando sus tierras, debía adquirir semillas transgénicas que obligan anualmente a adquirir pesticidas para el desarrollo de los cultivos y nuevas semillas para la campaña siguiente. Los cosechas con semillas tradicionales, en cambio, no requerían pesticidas y generaban por sí mismas las semillas para el siguiente ejercicio.
Oenegés y ciudadanos ofrecieron ayudarle, pero siempre obtenían la misma respuesta: «Ayudad a las familias pobres que realmente lo necesitan». Sus principios lo llevaron a utilizar a sus hijos como mulas de carga. Todo antes de aceptar dinero de compasión. Era un Marahta.
Sin embargo, después de ver cómo dos de sus hijos se quitaban la vida debido a la imposibilidad de devolver los créditos adquiridos con los bancos, la coraza del honor desapareció.
Bhimrao era un hombre hundido, dispuesto a aceptar cualquier ayuda. Y no recibía pocas ofertas. Recibió 100.000 rupias (unos 1.500 euros) del Gobierno como compensación por muertes familiares y tres búfalos de un vecino. Un constructor iba a entregarle 60.000 rupias y una escuela deportiva de Amravati le donaba 20.000 rupias.
La mayor parte del dinero recibido lo destinará a pagar el hospital privado donde intentaron sin éxito salvar a su hijo Vishnou, que se quitó la vida bebiéndose dos botellas de pesticida. Esta -ironías de la vida- es la forma más frecuente de suicidarse; los pesticidas, además de ser un símbolo de destrucción de los cultivos tradicionales, son también símbolo de muerte.
Sentados ante lo que debería ser un pantano lleno de agua y que ahora no es más que una planicie seca, nos despedimos deseando que no sea para siempre.
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