CRÓNICA DESDE NUEVA YORK

La 'gastrocultura' pisa el acelerador

El Dessert Truck.

El Dessert Truck.

IDOYA Noain

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La última etapa de la revolución gastronómica que hace ya tiempo que se vive en Nueva York va sobre ruedas. Literalmente.

Hace mucho ya que la ciudad obliga, con su variado menú y con una oferta culinaria que va desde el refinamiento máximo hasta los más básicos platos inmigrados desde todas las esquinas del planeta, a tragarse sus palabras a quienes identificaban EEUU con una pobre cultura gastronómica y una dieta basada en la hamburguesa y el perrito caliente. Y ahora, ni siquiera hace falta recorrer los cinco barrios en busca de restaurantes que hagan deliciosamente añicos ese mito. Con una creciente flotilla de camiones restaurante, la gastrocultura pisa fuerte el acelerador en Nueva York.

No es que la idea del camión restaurante sea nueva. Esas fondas rodantes han sido durante décadas parada callejera para muchos trabajadores y paseantes que de día han devorado sus pretzels, sus perritos calientes, sus brochetas y sus gyros. También para quienes necesitan poner de noche algo en su estómago entre copa y copa. Pero lo que recorre ahora la jungla de asfalto es una verdadera flota cargada de jugosas delicadezas.

Con Twitter como herramienta imprescindible para anunciar sus localizaciones diarias y para que los hambrientos sepan dónde acudir, se pasean por las calles camiones como el Rickshaw Dumpling Truck, que ofrece las pequeñas empanadillas asiáticas rellenas con ingredientes como pollo con albahaca al estilo tailandés, o Van Leeuwen, un vehículo que con su tono amarillo pastel es el imán para los amantes de los helados artesanos.

Con ellos circula también el Dessert Truck, el camión de los postres, una colaboración de una almeriense y un asiático que aseguran haber estado entre los pioneros de esta tendencia iniciada hace ya unos años y que con cada uno que pasa ratifica su apogeo. Los foodies, como se llama en EEUU a los amantes de la comida, son legión, motivados no solo por la renovada oferta, sino por una nueva cultura que ha hecho de canales como el Food Channel y de programas concurso como Top Chef un éxito de audiencia en todo el país.

El triunfo de la idea de los restaurantes rodantes se ratifica por la proliferación de nuevas ofertas culinarias sobre ruedas en Nueva York. Y, también porque son miles de personas las que acuden a una reunión anual de muchos de estos camiones y carritos.

El año pasado fueron 3.000 personas las que paladearon sus delicias en Brooklyn, en la última edición de Parked (Aparcados). Y en la de este año, que se celebra mañana, se esperan aún más foodies en Governor's Island, la isla que también en los últimos años se ha regenerado como uno de los destinos obligatorios del verano neoyorquino (y a la que se llega gratis en ocho minutos con un ferri desde el sur de Manhattan).

Más camiones y carritos han sido invitados a esta edición: Jamaican Dutchy Truck, Green Pirate Juice, Halo Berlin, Hermelinda Mexicana, Red Hook Lobster… Y la recomendación es clara: llevar una manta para picnic, protector solar y, sobre todo, hambre y curiosidad.