Beirut recibirá ayuda militar externa para "erradicar" a los 'yihadistas'

RICARDO MIR / DE FRANCIA / NAHAR AL-BARED / ENVIAT ESPECIAL

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Tanto EEUU como la Liga Árabe prometieron ayer aunar fuerzas con el Líbano ante los problemas del precario e inexperto Ejército libanés para doblegar desde hace cuatro días a la milicia Al Fatá Al Islam, inspirada en Al Qaeda y atrincherada en un campo de refugiados palestinos al norte de Trípoli. Beirut quiere "llegar hasta el final" para "erradicar por completo" a la guerrilla fundamentalista, según declaró uno de sus ministros. Pero su ofensiva, que ayer se intensificó con la entrada de las fuerzas especiales en el campo de Nahar al Bared, donde viven más de 30.000 palestinos, está teniendo consecuencias trágicas para la población civil.

Tras el ruego recibido del Gobierno de Fuad Siniora, la Casa Blanca le manifestó todo su apoyo y "estudiaba" ayer, en palabras del portavoz del Departamento de Estado, una ayuda militar de urgencia que se sumaría a la prevista para el 2007, por valor de 208 millones de euros y aún no aprobada. Fuentes del Pentágono cifraron esta más que probable aportación suplementaria en unos 22,6 millones de euros, en municiones, camiones y piezas de repuesto para vehículos y helicópteros. Desde El Cairo, la Liga Árabe también prometió ayuda militar, no especificada.

HUIDA MASIVA

Mientras, miles de refugiados comenzaban a huir anoche, aprovechando un parón en los combates, hacia el campo de refugiados vecino de Badaui. Hombres, mujeres y niños se lanzaron a recorrer, a pie y en coche, la decena de kilómetros que separan los dos campamentos. "Les ofrecemos refugio en las escuelas, pero vamos a quedar desbordados en seguida. El problema van a ser los víveres", dijo a AFP Hajj Rifaat, uno de los responsables de Al Fatá en Badaui, donde viven unas 16.000 personas.

Con ser frágil, la tregua nocturna parecía más consistente que un primer alto el fuego declarado por la tarde para permitir la entrada de ayuda humanitaria y evacuar a los muertos y heridos, muchos tirados en las calles. Tras la entrada de los camiones de Naciones Unidas, los combates se reanudaron dejando atrapados dentro a diez funcionarios de la ONU. Al menos dos residentes en el campo fueron abatidos.

Sin apenas agua ni comida, sin electricidad y bajo continuo fuego de artillería libanés, las organizaciones humanitarias temen que tras la batalla la cifra de muertos civiles en Nahar al Bared sea muy superior a los 27 conocidos hasta ahora.

"A VIDA O MUERTE"

Al Fatá Al Islam (AFAI) está demostrando ser un hueso muy duro de roer. "Es una batalla a vida o muerte. Quieren borrarnos del mapa, responderemos", dijo su portavoz, Abú Salim. Y lo peor es que parecen estar cumpliendo su palabra. La organización reivindicó ayer dos atentados con bomba en Beirut, el domingo y el lunes, con un muerto y siete heridos, aunque más tarde su portavoz desmintió toda responsabilidad. En otro incidente, uno de sus militantes se suicidó en Trípoli después de que las fuerzas de seguridad entraran en un piso sospechoso de pertenecer a la milicia. Esta misma estrategia kamikaze la están empleando en los combates con el Ejército, según confirmaron ayer a este diario fuentes médicas en las inmediaciones del campo.

Todo el Líbano, paralizado institucionalmente por las desavenencias entre el Gobierno y la oposición, parece respaldar la ofensiva militar del Ejecutivo. Incluida la guerrilla chií de Hizbulá, que defiende a ultranza la idea de un Ejército poderoso. Pero ayer, en un comunicado, advirtió de que "las llamadas a una escalada en los combates solo traerán más caos".

El principal riesgo que corre el Gobierno de Siniora es que el apoyo mostrado hasta ahora por los principales partidos políticos palestinos implantados en los campos de refugiados, hasta ahora en calma, acabe erosionándose ante el uso excesivo de la fuerza. El comité ejecutivo de la OLP, presidido por Mahmud Abbás, pidió a Beirut que distinga en su ofensiva entre el "grupo terrorista" y los palestinos del Líbano.

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