HORTA-GUINARDÓ

El club de los jaques mate

Peona i Peó fomenta el aprendizaje del ajedrez entre menores y adultos en Mas Guinardó

Miembros del club de ajedrez Peona i Peó, en el Mas Guinardó.

Miembros del club de ajedrez Peona i Peó, en el Mas Guinardó.

CARME ESCALES

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Júlia Pinyol tiene 9 años. Toca el violín y está empezando a aprender a tocar también el ukelele. Compagina esas dos aficiones con el ajedrez. "Le llamó la atención un antiguo tablero de ajedrez con sus fichas, una reliquia, en una casa de turismo rural donde estuvimos una vez", explica Miquel, su padre. Él le enseñó a mover las piezas que hoy la llevan a sus jaques mate en el Casal d'Entitats Mas del Guinardó.

En la tercera planta de esa torre con vistas panorámicas a la ciudad, Júlia Pinyol se sienta en busca de sus mejores jugadas con sus compañeros del club y escuela Peona i Peó (www.peonaipeo.com). La puso en marcha y la preside desde 1995 Pep Melendres. "En la Escola del Mar, donde estudié, jugábamos al ajedrez y hacíamos campeonatos, pero nadie nos enseñaba. Y me dije que cuando pudiera montaría una escuela", dice Melendres.

Hoy la Escola del Mar es una de las muchas, en el barrio y en el resto de la ciudad, donde uno de los nueve profesores de Peona i Peó (siete hombres y dos mujeres) imparte clases de ajedrez. "Las damos como asignatura curricular; en talleres de mediodía o como actividad extraescolar", precisa Pere Duran, profesor y coordinador de Peona i Peó.

Él aprendió a jugar a los 10 años. Pep Melendres fue a su escuela, Gravi, a dar un taller y él se quedó con el juego y con el contacto. Y años después le propuso ayudarle en su escuela y club de ajedrez. "Tenemos unos 100 alumnos de todas las edades, desde los 3 o 4 años hasta jubilados de más de 70", explica. "Socios del club hay unos 160, entre jugadores y simpatizantes", añade.

Educar en valores

Entre el 30% y el 34 % de los miembros del club y alumnos son mujeres. Es algo que se intenta cambiar, en las aulas y en su apertura al barrio desde Mas Guinardó. Los sábados, a partir de las 11.30 horas, quien quiera puede acercarse a conocer el club y practicar. "No se trata de formar a competidores, sino de educar a través de este juego en valores y motivar a niños y niñas y mujeres y hombres en esta afición", apunta Guillem Subirachs. Él tiene 33 años y juega desde los 10. "El ajedrez y yo hemos crecido juntos", expresa el que fue campeón de Catalunya con 11 años. "Ahora vengo a jugar los sábados, no como formador, pero si puedo aconsejar, lo hago", apunta.

Además de preparar las ligas escolares, montan sesiones de ajedrez y música, y de ajedrez e informática. "El ambiente me encanta. Haces muchos amigos. Niñas hay pocas, pero no hay diferencia en el juego seas niña o niño", dice Júlia Pinyol. Sacrificar una dama para llegar al mate es su jugada favorita: "Es una combinación superbonita".

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