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La actriz Pamela Anderson asiste a la fiesta de los Oscar de Vanity Fair en California, el 10 de marzo de 2024

La actriz Pamela Anderson asiste a la fiesta de los Oscar de Vanity Fair en California, el 10 de marzo de 2024 / Michael TRAN / AFP

Natalia Araguás

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Reinventó a la rubia californiana para convertirla en una bomba sexual en ‘Los Vigilantes de la Playa’ en los noventa, con la ayuda de unos hiperbólicos implantes de pecho, pese a ser en realidad morena y canadiense. Camino de cumplir 60 años, Pamela Anderson (Ladysmith, 1967) aboga ahora por abandonar todo artificio y se presentó con la cara lavada a la gran fiesta posterior a los Oscar, como ya hiciera antes con otros grandes eventos como la Semana de la Moda de París. La actriz y modelo está decidida a desafiar a una industria “que realmente se centra en la belleza” y, tras la muerte en 2019 de su maquilladora de confianza, Alexis Vogel, declaró sentir que lo mejor para ella era prescindir del maquillaje. Vestir prendas holgadas y vender la mansión de Malibú que compartió con Tommy Lee para volver a Ladysmith, el pueblo de menos de 9.000 habitantes en la isla de Vancouver que le vio nacer, forma parte de la nueva apuesta de Pamela Anderson por la naturalidad.

Antes quiso alejarse, y de qué modo, de sus orígenes, según explica ella misma en el documental de Netflix 'Pamela Anderson: una historia de amor'. Hija de una pareja que la engendró cuando ambos tenían menos de veinte años, con un padre alcohólico y jugador, sufrió abusos sexuales por parte de su niñera y fue violada con solo 12 años. “El sabor de la leche en polvo no me ha abandonado nunca” fue su particular “nunca volveré a pasar hambre” así que, tras ser descubierta en un partido de fútbol americano por aparecer en la pantalla del estadio con su radiante belleza y luciendo la ajustada camiseta de una marca de cervezas canadiense –el clamor del público fue tal que acabó saludando desde el césped– no dudó en hacer carrera en ‘Playboy’.

Tinte y cirugías

Catorce veces portada de la revista, aceptó someterse a las operaciones de estética que le recomendaron para dar el perfil ‘playmate’. Muchas cajas de tinte Rubio Nórdico después, y varias cirugías también, acabó convertida en la socorrista más famosa del planeta en ‘Los Vigilantes de la Playa’, haciendo del correr a cámara lenta, flotador en mano, un género en sí mismo.

La interpretación no era lo esencial de ‘Los Vigilantes de la playa’: un miembro del equipo hacía que las gaviotas revoloteasen dándoles comida para tapar los errores que pudiera cometer cualquier actor. La poca versatilidad de Pamela Anderson quedó patente en ‘Barb Wire’, una película donde una vez más se la sexualizaba hasta el delirio y que, además de fracasar en taquilla, le provocó el aborto del primer hijo que esperaba del rockero Tommy Lee, de quien acabó por divorciarse por maltrato, por el sobreesfuerzo del rodaje. Luego vino el supuesto robo y filtración de la cinta sexual de la pareja, que acabó por convertirse el primer vídeo viral de un Internet en ciernes en 1995. Si alguna vez Pamela Anderson tuvo esperanzas en poder desarrollar una carrera interpretativa que trascendiese ‘Los Vigilantes de la Playa’, ahí se frustró.

La actriz se refugió en la crianza de sus dos hijos, Brandon y Dylan Lee, el activismo a favor de los derechos de los animales con PETA y una entretenida vida sentimental que se materializó en cinco matrimonios y otros tantos divorcios, así como un encuentro con un octogenario en Buenos Aires como su experiencia sexual más gratificante de su vida, según ella misma ha explicado. A sus 56 años, habla sin pelos en la lengua y parece haber encontrado la paz al fin.

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