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Dos mujeres que se dan la mano

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Concierto de Isabel Pantoja en Barcelona

Concierto de Isabel Pantoja en Barcelona / MANU MITRU

Lorena Vázquez

Lorena Vázquez

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A veces, las Mamarazzis nos ponemos nostálgicas y echamos de menos los años 90. Nuestros años de universidad y también los de nuestras primeras incursiones como reporteras asfálticas. Los 90, también, de una España convaleciente aún de la dictadura franquista, que ansiaba abrir puertas y ventanas para que corriera el aire, aunque fuera a trompicones. Sin teléfonos móviles ni redes sociales, la televisión y las revistas del corazón eran las ventanas que nos enseñaban el mundo. La tele y el papel cuché se abrían para dar rienda suelta a brisas estivales y a algún que otro vendaval.

Uno de esos vendavales llegó en agosto de 1995 cuando la revista ‘Diez Minutos’ publicó en su portada unas fotografías de Isabel Pantoja y María del Monte jugando a darse “pataditas” en la playa. Con el titular “Juegos y mimos en la playa”, el reportaje fue uno de los más comentados y polémicos de la época y, sin duda, ha pasado a la historia del universo rosa como una de sus portadas más icónicas.

El director de la revista ‘Diez Minutos’, Vicente Sánchez, nos ha contado a las Mamarazzis que él fue el encargado de comprar esas fotografías a los paparazzi autores de las instantáneas. “Todavía recuerdo cómo los fotógrafos se pasearon por Marbella con un descapotable y escuchando la canción de 'Marinero de luces' a todo trapo, una vez cerramos el trato”, nos explica. “Ese mismo reportaje, si se publicara hoy por primera vez, llevaría ese mismo título. Sin más pruebas que las publicadas, nunca hablaríamos de relación sentimental entre ellas, somos muy cautos”, asegura Sánchez. El director de ‘Diez Minutos’ no recuerda el precio que pagó por el reportaje, pero los paparazzi aseguran que se vendió por 6 millones de pesetas (36.000 euros). Una cantidad astronómica para la época.

A partir de ese momento, Isabel Pantoja y María del Monte se hicieron inseparables, aunque jamás llegaron a confirmar que existiera una relación sentimental entre ellas. Es más, todos los periodistas de la época recuerdan cómo amenazaban con demandar a cualquiera que osara afirmar algo semejante. Su relación de amistad duró cinco años y fue tan intensa que hasta Pantoja convirtió a Del Monte en la madrina de su hija Chabelita. Pero eso es otra historia. Una historia de la que las protagonistas no han querido hablar jamás, cosa que no hace más que avivar nuestras ganas de saber. Así somos.

Portada polémica

Esta semana ha sido ‘Lecturas’ quién ha provocado un buen torbellino con su portada. “Isabel Pantoja sale de su encierro. Las fotos con su nueva mejor amiga en Córdoba”. El titular se las trae, pese a que nos encanta, y nos ha retrotraído a esa playa donde se mimaban Pantoja y del Monte hace 29 años. La acompañante de Isabel es esta vez una mujer anónima, de nombre Mariló, que a golpe de comunicado, ya ha avisado con emprender acciones legales contra todo el que vulnere su intimidad o le provoque cualquier daño. De ella sabemos que regenta una clínica oftalmológica en Córdoba y que es una gran amiga de Isabel desde hace más de veinte años. Su círculo asegura que no hay nada más que una amistad entre ellas. 

¿Y por qué esta portada ha desatado tanta polémica? ¿Escandaliza aún a alguien que aparezcan dos mujeres cogidas de la mano en la portada de una revista? Visto lo visto, desgraciadamente, sí. La coordinadora de una de las cabeceras de los miércoles nos remarca, además, la importancia de “tener constatado que las personas que aparecen como pareja en un reportaje, hayan hecho pública su condición sexual anteriormente. A la mínima duda, no hay opción de publicar, ya que no es legal, y se estaría cometiendo un delito contra la intimidad de la persona”.

El colectivo LGTBIQ+ sigue sin estar presente en las revistas del corazón en igualdad de condiciones, pese a que las publicaciones rosa españolas ya han dejado de ser, aunque lo fueron, las grandes guardianas de la rancia moralidad heterosexual. Quizás la clave no es tanto si las revistas han evolucionado en ese sentido, sino si lo ha hecho el público que las compra.