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Mette- Marit, una princesa de baja

Mette-Marit

Mette-Marit / Age Fotostock

Natalia Araguás

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Cuando cumples 50 años, te das cuenta de que la vida no es interminable”, reflexionaba Mette-Marit de Noruega tras superar el medio siglo el pasado 19 de agosto. Lo celebró en los jardines del castillo de Oslo, en una fiesta a la que acudieron unos 400 invitados y que también sirvió para conmemorar el 22 aniversario de su boda con Hakoon y el cumpleaños de él, un mes antes. Fue uno de sus últimos momentos de visibilidad pública. Diagnosticada con fibrosis pulmonar crónica en 2018, Mette-Marit ha ampliado 'sine die' su baja por enfermedad, que la Casa Real de Noruega anunció el pasado 13 de septiembre en principio para dos semanas. La enfermedad crónica que padece, con la que los pulmones progresivamente cicatrizan y que provoca graves problemas respiratorios, ha apartado a la princesa de la agenda oficial como mínimo durante las vacaciones de otoño.

Mette-Marit fue pionera en el mundo de la realeza, al convertirse en 2001 en la primera plebeya que desposaba a un príncipe heredero. En vez de orígenes aristocráticos la acompañaba un pasado que ella misma describió como “salvaje”. Antes de conocer a Hakoon de Noruega en un concierto de rock, tuvo un hijo soltera con un hombre que estuvo en la cárcel por tráfico de drogas y participó en un programa de televisión para buscar a su pareja ideal. Cuando la encontró en Hakoon, ante el estupor de la familia real noruega y el mundo entero, comenzó el ensañamiento mediático: Mette-Marit todavía no puede pensar ni ver programas de aquella época sin que le den “ganas de vomitar”, ha confesado.

Sin embargo, abrió el camino a otras mujeres: al cabo de pocos años, Mary Donaldson se casaba con Federico de Dinamarca y Camilla Parker Bowles con Carlos de Inglaterra. Felipe de Borbón fue a la boda de Mette-Marit y Hakoon acompañado de la modelo noruega Eva Sannum, íntima de la novia. La pareja no resistió el escrutinio público, pero el entonces príncipe de Asturias se acabó casando en 2004 con Letizia Ortiz, una periodista divorciada que no desentonaba con el cariz que estaban tomando las monarquías europeas en los nuevos tiempos.

Gran popularidad

Mette-Marit validó el modelo de princesa por sorpresa y demostró que la supervivencia de la monarquía pasa porque cualquiera del pueblo llano crea que pueda acabar formando parte de la institución. Tras su matrimonio con Hakoon, retomó sus estudios universitarios, centró su labor en la salud mental, la juventud y el fomento de la literatura y contribuyó a crear Maverick Colletive, que da apoyo a niñas y mujeres pobres y copreside con Melinda Gates, filántropa y exmujer de Bill Gates. Su popularidad fue al alza, con algún altibajo. En 2011, los noruegos empatizaron con ella al verla llorar tras el doble atentado que sufrió el país; su hermanastro, el policía Tron Berntsen, se encontraba entre las casi 80 víctimas. 

Ahora, Mette-Marit de Noruega también es pionera en hablar abiertamente de su estado de salud y visibilizar una enfermedad minoritaria como es la fibrosis pulmonar. “No puedo pensar, sin más, que las cosas van a funcionar. Depende de cómo me encuentre”, reconocía en la televisión pública noruega, NRK. Vive el día a día, de puertas a dentro, centrada en su vida familiar. Además de su primer hijo, Marius Borg Høiby, ya de 26 años, tuvo otros dos con Hakoon: Ingrid Alexandra, llamada a ser reina de Noruega, de 19 años, y Sverre Magnus, nacido en 2005. Sus 50 años le han aportado seguridad, sostiene. Lo que piensen de ella a estas alturas ya no tiene el poder de afectarle como antes.   

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