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Julio Iglesias: 80 años de atronadora vida

El cantante Julio Iglesias.

El cantante Julio Iglesias. / AP / CARLOS GIUSTI

Natalia Araguás

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Con los 80 años que cumple este sábado, Julio Iglesias puede presumir de haber vendido más de 300 millones de discos en 14 idiomas, de haber estado más en la Casa Blanca que cualquier presidente español, de contar con una estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood, de que el libro Guinness le certifique como el artista latino más exitoso de todos los tiempos y hasta de haberle parado un gol a Di Stéfano cuando quiso ser portero. Para más señas de su atronadora vida, basta decir que no acierta a precisar su fortuna -800 millones de euros según 'Forbes'- ni con cuántas mujeres se ha acostado, aunque las 3.000 amantes que le atribuyó el 'Daily Mirror' le parecieron una bravuconada hasta a él. Tanto para celebrar y solo le ha apetecido una fiesta familiar para un cumpleaños tan señalado, en compañía de su esposa Miranda Rynsburger, casi tres décadas menor, sus ocho hijos legítimos y sus nietos.

El cantante vive apartado del mundanal ruido entre su isla privada de Indian Creek, en Miami, su mansión de Punta Cana (República Dominicana) y las Bahamas, donde se entrega a la redacción de sus memorias, todavía sin fecha de publicación. “A mí me retirará la vida”, ha declarado más de una vez, y sin embargo la última vez que dio un concierto fue en 2019, en Chicago. Un año después, canceló su gira por España tras la irrupción del coronavirus y luego confesó haberse escondido con sus personas de confianza “por tener pánico”.

Especulaciones

Tal es su ostracismo que el pasado mayo tuvo que aclarar "que está DPM" (de puta madre) a través de sus redes sociales. “Vuelvo a leer que estoy en una silla de ruedas, con la mente perdida y que ni siquiera recuerdo mis canciones, como se puede ser tan mal intencionado y acumular tanta maldad”, denunció. Se especula con su estado de salud desde hace años: en 2020, se hicieron virales las bromas sobre aquellas fotografías suyas apoyándose “en dos mulatas” en Punta Cana que le ayudaban a llegar hasta el mar tras haberse hecho daño en un tobillo.

La popularidad de Julio Iglesias, lejos de apagarse, vive una segunda juventud gracias a los memes. El cantante a su vez se pronuncia a través de Internet, como cuando lamentó la muerte del periodista Pepe Domingo Castaño, que le echó una mano con el gallego cuando lanzó 'Un canto a Galicia' en 1972. El tema le dio la llave del mercado latinoamericano sin necesidad de tropicalizarse.

Julio Iglesias lo intentó en su momento cantando 'Oye cómo va' y algún tango, pero lo cierto es que su estilo melifluo y demasiado aseado solo le iba bien a los boleros. Tampoco tenía voz de ranchera, en un tiempo en que se llevaban Raphael y Nino Bravo. Arrasó de todas formas, desde que ganase el Festival de Benidorm en 1968 cantando 'La vida sigue igual' sin sacarse las manos de los bolsillos. Era timidez, no chulería, aclaró su primogénita, Chabeli, en el Lazos de Sangre 'Papá cumple 80 años' de TVE. En el documental se echa de menos el testimonio de Enrique Iglesias, el único de sus hijos que sigue su estela, con quien ha protagonizado no pocos encontronazos. También opaca su figura la demanda de paternidad de Javier Sánchez Santos, de asombroso parecido, que lleva décadas sin dilucidarse.

Su divorcio de Isabel Preysler en 1978, uno de los pocos fracasos que el cantante ha reconocido, puso salsa rosa a su carrera; el secuestro por ETA en 1981 de su padre, Julio Iglesias Puga, junto con sus asuntos fiscales –está vinculado a una veintena de sociedades 'offshore', según los papeles de Pandora– acabaron por disuadirle de echar raíces cruzando el Atlántico. Y aunque en la actualidad el tipo de galán que encarna esté trasnochado, aunque el machismo que transmite se sedimente con el paso del tiempo, lo cierto es que el influjo de Julio Iglesias se mantiene hasta nuestros días en artistas en apariencia tan antagónicos como Rigoberta Bandini, truhana y señora en definición propia. Al final, las obras quedan, la gente se va, como él mismo escribió hace más de cinco décadas.

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