EN SU BLOG EN LA REVISTA 'ELLE'

El canto de amor de Raquel del Rosario a su hijo autista

"Desde los dos años supe que era direrente", dice la cantante, que pretende concienciar sobre la enfermedad

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"Siempre he dejado entrever que es un niño diferente". Así inicia la cantante Raquel del Rosario un largo texto en su blog, en la revista ELLE, en el que se habla sobre su hijo mayor, Leo, que tiene ahora 5 años. La vocalista de El Sueño de Morfeo escribe abiertamente sobre los problemas de autismo que tiene el pequeño para tratar de concienciar a sus lectores y dar a conocer la situación. 

"Desde los 2 años supe que Leo era diferente. Le encantaba tumbarse boca arriba largos ratos ensimismado, parecía estár viendo una película en el techo, a veces sonreía y parecía interactuar con algo. No dijo ni una palabra hasta casi los 4 años"

Del Rosario y su pareja, el fotógrafo gallego Pedro Castro, pasaron por diversos diagnósticos hasta dar con el definitivo. Fue un alivio cuando supieron que el pequeño sufría un trastorno del espectro autista y que iba a ser tratado en un programa específico para ellos. "Supe que iba a empezar a trabajar con gente especializada y, sobre todo, que iba a relacionarse con niños que veían el mundo de una forma similar a como él lo hacía". 

La que fuera esposa del piloto asturiano Fernando Alonso asegura que ha hecho "un doctorado particular" para entender la situación de su hijo: "Todos pensamos en niños que no se sienten cómodos con más gente, que gritan en lugares públicos porque se agobian, que se valen de la agresividad para mitigar su frustración, que hacen gestos repetitivos para calmarse, que son hipersensibles a los ruidos… Y nada de esto le sucede a Leo". 

La cantante, que representó a España en Eurovisión 2013, señala que el colegio es fundamental en el tratamiento del pequeño, así como la relación que Leo ha desarrollado con su hermano pequeño, Mael, de 3 años. Y señala que lo más duro es"no poder dialogar, razonar o comunicarme con él de la manera que me gustaría. ¿Cómo educar sin una comunicación ni una comprensión claras?.

Finalmente señala: "Hay días que la paciencia se me acaba y sale mi bestia gruñona, luego llega ese sentimiento de culpabilidad y más de un día las lágrimas de impotencia. Hay momentos en lo que me pregunto por qué y otros en lo que le miro y me doy cuenta del regalo que es, de todo lo que ha venido a enseñarme y de que no lo cambiaría por nada del mundo".

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