MUESTRA EN BRUSELAS

El mito Audrey Hepburn cobra vida

Una exposición organizada por su hijo permite conocer otras facetas de la vida de la actriz

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Luis Miguel Marco

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El mito de Audrey Hepburn sigue intacto. Y si no piensen que Givenchy acaba de presentar a la cantante norteamericana Ariana Grande como su musa vestida con el icónico vestido negro de la firma que Audrey Hepburn lució en 'Desayuno con diamantes'. Su figura y sus claroscuros pueden conocerse también ahora, hasta finales del verano, en su Bruselas natal gracias al esfuerzo de su hijo, Sean Hepburn Ferrer. Este mayo Audrey hubiera cumplido 90 años si un cáncer de colon no hubiera acabado con su vida a los 63 años.  

'Intimate Audrey', que así se llama la muestra que reúne en el Espace Vanderborght, 800 imágenes y 150 objetos, muchos de ellos inéditos, recuerda a la actriz, pero también a la mujer humanitaria, a la esposa y a la madre. "Su niñez fue preciosa hasta que el padre la abandonó y le partió el corazón. También pasó malnutrición y frío y vivió los bombardeos de la segunda guerra mundial. Todo aquello marcó su carácter y también su físico, su extrema delgadez.", ha explicado su hijo Sean Hepburn.

La muestra está dividida en 10 espacios: El árbol familiar, Nacida en Bruselas, De Londres a Nueva York, La noche de los Oscar, Una boda suiza, Audrey y Mel, Sean, Amigos, La Paisible(así se llamaba la casa de campo en Tolochenaz, Suiza, donde vivió los últimos 30 años) y El capítulo final (su labor humanitaria con Unicef). Y los beneficios que genere irán destinados a la Organización Europea de Enfermedades Raras y los hospitales The Brugmann and Bordet de la capital belga. 

Los mitómanos pueden ver, por ejemplo, sus gastadas zapatillas de ballet con las que empezó a ganarse la vida- Y la Vespa de color verde en la que Audrey Hepburn y Gregory Peck recorrían la ciudad eterna en 'Vacaciones en Roma'. Aquella película la encumbró, con solo 24 años, a su primer oscar. También puede verse el vestido de novia con cintura de avispa con el que casaría con Mel Ferrer, su verdadero pigmalión. Se lo hizo Hubert de Givenchy. 

La actriz nunca acabó de encajar en el engranaje de Hollywood y sus sueños de grandeza. Por eso acabó también alejada de él, en Europa, en un entorno bucólico. La actriz se convirtió entonces en activista y dedicó sus energías como embajadora de Unicef a luchar contra la desnutrición infantil que ella sufrió de pequeña.

En los escritos que dejó también hay reflexiones sobre la libertad de los países del Este tras la caída del muro de Berlín, denuncias conta el régimen del apartheid o la situación del pueblo kurdo. Steven Spielberg la convenció para hacer su último papel, en 1988, en la película 'Always' (Para siempre), donde daba vida a un ángel.Y su última aparición pública, pocos meses antes de morir, fue en Somalia, a donde acudió como embajadora especial de Unicef.