Marta Robles: "Todos tenemos una especie de temor oculto a la maldad"

La periodista publica su segunda novela negra 'La mala suerte' (Espasa), de nuevo está protagonizada por el detective Tony Roures

Mireya Roca

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La periodista y escritora Marta Robles (Madrid, 1963), colaboradora de  programas de televisión como Espejo público, en Antena 3, y El cascabel, en 13 TV, y prsentadora en DKiss de Crímenes, Crímenes, presenta su segunda novela negra, La mala suerte (Espasa), La mala suerte  que una vez más está protagonizada por Tony Roures, el carismático detective que ya apareció en su primer relato policiaco A menos cinco centímetros.

En quién se ha inspirado para crear una historia tan dura?

La historia es curiosa. Cuando estaba escribiendo la novela anterior, ‘A menos de cinco centímetros’, donde creo al personaje del detective, Tony Roures, en la primera escena de la novela, él está en un pequeño piso en Malasaña, rodeado de sus cajas de  mudanza porque le ha abandonado su mujer. Su pareja le ha dejado porque quiere tener hijos y él no, y ella decide irse con otro para ser madre. En ese momento, ya estaba el germen de esta nueva novela en mi cabeza. Porque de alguna manera quería tratar el asunto de la maternidad y la paternidad, un tema sobre el que he reflexionado mucho. Esta novela arranca con una desaparición que me sirve para ir al tema de la maternidad y la paternidad, y si es un acto de generosidad o un acto de egoísmo.

La desaparición de Lucía Peña, ¿guarda ciertas similitudes con el caso de Diana Quer, el pequeño Gabriel…?

Normalmente todas las desapariciones guardan un patrón común. Y eso tiene que ver con que, en un porcentaje altísimo, todos estos casos tienen que ver con personajes muy cercanos. Eso también hace que el foco de atención se suela concentrar sobre ellos. 

¿Reconoce algún personaje de su entorno?

No, en mis novelas nunca identifico a  personajes con gente de mi ámbito. Los escritores somos muy observadores y, al final, de nuestras lecturas y nuestra percepción de las cosas, e incluso de las conversaciones ajenas, extraemos cosas que llevamos a nuestros trabajos. Con todo eso hacemos una especie de cóctel que volcamos en las páginas.

¿Qué papel desempeñan los medios de comunicación?

Actualmente, los medios cuentan con unos profesionales de  lujo. Por ejemplo, en el caso del pequeño Gabriel, todos los medios sabían que la pareja del padre era sospechosa y no se filtró absolutamente nada. Se desgranan todos los casos de desaparición o cualquier otro crimen, pero, sin embargo, los profesionales son muy cuidadosos. Hay un interés brutal por parte del público, pero se hace un buen trabajo.

¿Por qué este interés?

Todos somos pequeños investigadores, pero al mismo tiempo todos tenemos una especie de temor oculto a la maldad. Tanto es así que cuando, de pronto, aparece alguien que hace una maldad, todos queremos justificar por qué ha hecho esa cosa terrible. Nos aterra que el vecino pueda descuartizar a su mujer al día siguiente. 

¿No se trata de puro morbo?

No, no es un tema de morbo. Por qué tienen tanto interés las novelas policiacas? Porque todos queremos ser pequeños investigadores, todos queremos estar al tanto de la maldad ajena y saber si esta maldad puede estar dentro de nosotros.

Y las redes sociales, ¿cómo actúan?

Las redes sociales lo que hacen es multiplicar el efecto y eso es muy bueno para algunas cosas, como cuando hay una pista, pero a menudo es demasiado ruido, entorpece la investigación y hace daño a la familia.

Malos tratos, abusos, corrupción, engaños…  ¿ficción saturada de realidad?

Una buena novela está saturada de realidad porque te ha de invitar a creer que eso es real. Las historias no tienen que ser reales, pero sí verosímiles. Las novelas negras reflejan la propia realidad, que en ocasiones se acerca a una trama delictiva con la que se hace una radiografía de la sociedad. Los escritores siempre se fijan en parcelas de la realidad. Por ejemplo, Rojo y negro al final recoge una crónica de tribunales que es donde sale la historia.

El desconsuelo de los demás, ¿a dónde nos lleva?

El desconsuelo nos lleva muchas veces a la desesperación. En La mala suerte está más presente la obsesión, el deseo de la maternidad o la paternidad que nos puede llevar a cualquier sitio, a hacer cualquier cosa. La profunda pena de la madre y lo que ocurre en los matrimonios, los unos echando las culpas a los otros y todos se señalándose entre sí… El leivmotiv de esta novela es esa obsesión terrorífica que tiene el ser humano por ser madre o padre.

¿A qué estamos dispuestos a hacer para tener un hijo?

La historia se ha encargado de demostrar que el ser humano ha hecho de todo para tener hijos. En este sentido, ha habido un gran negocio: los hijos se han robado, se han comprado, se han vendido y se han hecho de cualquier manera, con amor, sin amor y, desde luego, con muchísimo por interés. Yo siempre digo que han venido muchos hijos al mundo para colisionar reinos, para juntar matrimonios, para tener mano de obra barata, para que la viejez fuera más soportable, para trascender… Tener hijos es un deseo del ser humano, no un derecho.

Pero es un acto natural, para conservación de la especie.

Sí, es natural en todos los animales, incluidos nosotros. Pero lo que ha hecho el ser humano a lo largo de la historia de la humanidad es increíble. Pero los hijos vienen a este mundo con unos derechos: derecho a una vida digna y derecho a saber de dónde proceden. 

Amanda Varela, la madre de la joven desaparecida, ¿despierta sentimientos contradictorios?

En general sucede con todos los personajes. Es un juego literario, un poco complejo, que he hecho para que sea el propio lector el que decida si simpatiza o no con los personajes, si los quiere, los aborrece o no los soporta... Creo que esto aporta credibilidad a la novela.

¿Cómo madre de tres hijos, se ha puesto en la piel de esa familia que sufre la desaparición de un hijo?

Como  madre me he puesto en todos los sitios de esta novela. Me he puesto en la piel de la madre de un desaparecido y es algo que me causa escalofríos solo de pensar cómo vas a seguir viviendo sin saber dónde está tu hijo, sin saber si has tenido algo que ver con la desaparición, sin saber si lo volverás a ver… Yo creo que me volvería loca.

¿Cómo ha evolucionado el personaje del detective Roures, que también protagoniza su primera novela negra?

Desde la primera novela donde lo cree ha evolucionado mucho. En A menos de cinco centímetros no tiene tanto protagonismo, pero en La mala suerte ha crecido mucho por varias razones. La primera de ellas es porque aparece su familia, y cuando las personas que nos aman están cerca nos sentimos mejor. A parte de esto, él vive una pasión desbocada y turbulenta con una mujer muy poderosa que le lleva de cabeza. Y esto le hace ser más cercano, más humano y divertido. Es un hombre que adora a las mujeres, que les escucha. Muchas amigas mías me dicen que quieren un hombre como Roures, jajajaja! Y eso que no es un tipo fácil! 

El detective Roures seguirá en sus próximas novelas?

Si, mi siguiente novela también la protagonizará. Probablemente, después lo dejaré descansar y haré una precuela con Roures. 

Para el personaje de Roures se ha inspirado en Arturo Pérez Reverte?

No, es completamente mío. Sí que es verdad que cuando empecé a escribir mi primera novela negra hablé muchísimo con Arturo, es un escritor que admiro muchísimo,  una persona que aprecio. Tengo muchos amigos corresponsales y todos ellos me ayudaron a configurar a este Roures, un tipo muy culto, un tipo muy leído y un gran apasionado de la música, que sabe de todo.

En un capítulo habla de Pedro J Ramírez

La novela está ubicada en Mallorca, donde Pedro J Ramírez Agatha Ruiz de la Prada tenían una casa que se conoce por ellos y por los posados de Ana García Obregón. Pongo estas pilsoritas, igual que hago este guiño a la memoriacon el tema de las infidelidades y hablo de ese famoso episodio de Cortina y Marta Chavarri. No tiene nada que ver, no es que yo saque a los personajes de las revistas, es simplemente una manera de jugar con los recuerdos del lector.

El sexo ocupa una gran parte de la novela.

El sexo es muy importante en la novela. Este tipo de trabajo cuestan mucho trabajo, pero lo curioso es que los hombres se reconocen. Te diré que me lo he pasado mejor en las escenas de sexo de esta historia que en las de la anterior. Será por cuestión de práctica, pero también porque las escenas de La mala suerte están pilotadas por una mujer.

¿Qué parte de la novela configura el título?

Hay novelas que nacen con el título y también las hay en las que el título te sorprende a mitad de la novela. Hay un momento de la historia en la que Roures habla de una chica de la guerra de los Balcanes y de su mala suerte por estar ahí y lo que le toca, vender su cuerpo por un trozo de jabón. A partir de ahí, la comparo con la mala suerte de la propia Lucía, la chica desaparecida.

Dedica la novela a sus hijos.

La ha leído el mayor, de 23 años, quiero que la lea el mediano que tiene 14 a punto de cumplir 15 y sentiré mucho que no la lea el pequeño, de 11. Los tres me han ayudado mucho en configurar muchos personajes. Es fundamental que cada uno de los protagonistas tenga su propia voz.

¿Se considera una mujer con buena suerte?

Sí, pero considero que la buena suerte es tener oportunidades. Creo que las he tenido y las he aprovechado en general. Alguna se me habrá escapado. La mala suerte es no tener oportunidades.