Las portadas que no le gustan a Mario Vargas Llosa

Si Mario Vargas Llosa hubiera presentado este martes 'Cinco esquinas' (Alfaguara), su último libro, ante la prensa del corazón y no la literaria, una ola de estupefacción habría recorrido el espinazo de los periodistas acreditados. En un momento dado, el escritor lanzó una frase que provocó el pasmo general: "Si yo pudiera elegir no aparecería en '¡Hola!'".

¡Pero si ha protagonizado siete portadas desde que hizo oficial su noviazgo con Isabel Preysler! ¡Siete! En poco más de nueve meses (en realidad sonn 13 meses porque luego se supo que llevaban cuatro viéndose). Una cada mes y medio, más o menos, desde que apareció en la primera, el 17 junio del 2015 (entonces fue retratado con la viuda de Miguel Boyer en dos momentos: una gala de Porcelanosa en Londres y un almuerzo en Madrid), hasta la última, el 10 de febrero (en la que decía: "El nuestro es un amor de una buena novela romántica"). Podría ser, pero de momento, es amor de portada de revista del corazón.

"¿Qué es lo que tendría que hacer yo para no aparecer en '¡Hola!'?", se preguntó Vargas Llosa el martes ante la prensa congregada (la literaria). ¿De verdad que no se lo ha planteado antes a su chica? "No me gusta porque me hace perder muchísimo tiempo". ¿Cuánto tiempo se ha tomado para cualquiera de los posados con los que ha aparecido en la portada de la publicación amiga de Preysler, su 'boe', el que solo relata sus andanzas sentimentales con su permisoPreysler? ¿Cuánto rato duró la sesión fotográfica que sirvió para ilustrar la entrevista que se publicó en septiembre y que certificaba su amor con expresiones como "nos hemos hecho inseparables"? Por cierto, se referían a su romance, no a su estrecha relación con la revista, aunque bien podría ser. Tan estrecha es la relación Preysler-Vargas Llosa-'¡Hola!' que ha el escritor aparecido incluso en la edición de su país, Perú.

ESCAPADA ROMÁNTICA

¿Qué habría que pensar entonces sobre sus apariciones en la cabecera rosa más leída de España? ¿Qué no tiene elección? ¿Que no decide por sí mismo? ¿Que Preysler le obliga? ¿Que cobra por salir en la revista (extremo que desmiente su círculo más cercano)? ¿Que está taaaaaan enamorado de la filipina que le hace caso en todo, incluso en el arte de posar ante la cámara o de hacer ver que les han cazado en alguna escapada romántica, como la que les llevó hasta Portugal, o en un reencuentro Nueva York, o en la fiesta donde bailaron juntos por primera vez?

Sabe Vargas Llosa el riesgo que corre. Que los más jóvenes le identifiquen como "ese señor con canas que sale con la Preysler" (oído por este periodista de boca de una joven estudiante de secundaria). Que no le reconozcan por su obra, por su prestigio, por su premio Nobel de Literatura sino porque lo han visto en siete portadas de '¡Hola!'.