APROBADO JUSTO

Un 'show' irregular y una alfombra roja apagada

Los artistas más veteranos inyectan más energías que los jóvenes en la entrega de los premios Grammy

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IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Llegará un día, ojalá no muy lejano, en que las industrias del entretenimiento encontrarán una fórmula para entregar sus premios que rompa con el formato tradicional y ya caduco de largas galas. De momento, no obstante, toca esperar, y ver ceremonias como la del lunes por la noche en Los Ángeles de los Grammy, tres horas y media centradas en un par de decenas de números musicales que, haciendo balance, quedan en un mero aprobado.

Es la misma nota, por cierto, que los observadores han dado a una alfombra roja algo apagada, donde quedó claro que enseñar piel en vestidos recortados es tendencia y donde hay que agradecer que hombres como Bruno Mars y Stevie Wonder rompan el dominio del negro.

Es fácil darse cuenta de que las cosas no van del todo bien cuando una gigante de la interpretación como Adele suena mal (la Academia de Grabación de Estados Unidos ha reconocido su responsabilidad en el fallo técnico que mandó a la británica a terrenos mediocres en los que rara vez ha estado). Y se hace inevitable pensar sobre adónde va el futuro cuando son veteranos como Bonnie Raitt en su tributo a BB King y Lionel Ritchie sumándose al homenaje a sí mismo quienes inyectan más energía en el escenario que jóvenes estrellas como Justin Bieber.

TRIBUTO DE LADY GAGA A DAVID BOWIE

No es que no hubiera momentos brillantes en la gala, y el que ganó por goleada fue Kendrick Lamar, que con su actuación prendió fuego, literal y figuradamente, al statu quo, musical y político. Pero nunca llueve (o se canta) a gusto de todos, y aunque hay que reconocer la pasión con que Lady Gaga se entregó al tributo David Bowie (el icono cuyo rostro se acaba de tatuar en su torso), el hijo de este no pareció tan convencido. Duncan Jones colgó en Twitter la definición de "gaga" en el diccionario Oxford, y con eso lo dijo todo: "Sobrexcitado o irracional, típicamente como resultado de una obsesión o entusiasmo excesivo, mentalmente confundido".

Hubo cancelaciones de último minuto, como las de Rihanna y Lauryn Hill. También momentos raros, como cuando Sofia Vergara siguió bailando sobre el escenario aunque la música de Pitbull ya había parado. En definitiva, otro batiburrillo típico de los Grammy. Un año más.