Honor de viuda

TAYA KYLE pidió a Clint Eastwood que cambiara la última escena de la película. No quería que sus hijos se quedaran con la imagen del homicidio de su padre

Taya Kyle, en el juicio por la muerte de su marido, el pasado día 12.

Taya Kyle, en el juicio por la muerte de su marido, el pasado día 12.

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Su imagen llorando en el juicio contra el exmarine acusado de matar a su marido ha dado la vuelta al mundo. Taya Kyle tiene clarísimo lo que es un héroe, esa etiqueta tan apegada al patriotismo americano. Ella, su familia, las 7.000 personas que acudieron al funeral de Chris Kyle en el estadio de los Dallas Cowboys en Arlington (Tejas), militares, veteranos de guerra y millones de ciudadanos describen al Navy Seal más letal del Ejército americano como un héroe que lo dio todo por su país.

Kyle contó su historia en el libro El francotirador (editorial Crítica). Bradley Cooper le ha dado vida en la pantalla, dirigido por Clint Eastwood. Libro y película relatan sus cuatro misiones en Irak, entre el 2003 y el 2008, con 160 muertes confirmadas por el Pentágono, aunque otras versiones indican que fueron más de 250. Y su vuelta a casa. Allí fue condecorado, se retiró para pasar más tiempo con su familia, ayudó a otros militares a adaptarse a la vida civil y encontró una muerte trágica: Kyle y su amigo Chad Littlefield fueron asesinados en el lujoso Rough Creek Lodge, un campo de tiro de Tejas, en febrero del 2013. Supuestamente los mató el exmarine Eddie Ray Routh, de 27 años, que sufría estrés postraumático. Habían ido hasta allí con Routh para intentar ayudarle con sus problemas personales.

El papel de Siena Miller

Kyle tenía 38 años, dos hijos y una esposa, Taya, interpretada por Sienna Miller en la película, que pidió a Eastwood que cambiara la escena final que habría mostrado su muerte. Según ha informado el guionista Jason Hall al Daily News, la viuda llamó al director cinco días después del asesinato para decirle: «Así es como mis hijos recordarán a su padre; me gustaría que lo hagas bien».

El equipo tenía pensado acabar la película con esa escena, pero cambiaron el final tras la petición de Taya. «Pensamos que es más una película sobre su vida que sobre su muerte. Tampoco quisimos glorificar al tipo que lo mató, ni que esa escena se quedara en la mente de sus hijos para el resto de su vida», declara Hall.

Eastwood y Bradley Cooper viajaron a Hamilton (Tejas) para conocer a la viuda y al padre de Kyle antes de empezar a filmar en Los Ángeles. «Aquella visita fue importante porque Bradley conoció la historia de la familia de primera mano, y sus sentimientos», ha declarado el director. «Sé lo que Hollywood puede hacer y cómo cambia las cosas», les advirtió el padre del militar.

Disparar como terapia

«Les dije que les mandaría al infierno si no eran respetuosos con mi hijo. Me prometieron que contarían la verdad y que no harían nada para dañar su reputación», ha declarado al Daily Mail, añadiendo que fue él quien le compró sus primeras armas y le enseñó a cazar, que siempre supo que sería militar y que todo el mérito como francotirador de récord es del entrenamiento que recibió en el Ejército.

Tras el estreno de la película y su polémica, la familia lleva días viviendo muy de cerca un juicio que supuestamente terminará esta semana. Taya fue la primera en testificar. «No estoy nerviosa, solo emocionada», dijo tras comentar varias fotografías de su marido. También añadió que Kyle y Routh se conocieron a través de la madre del exmarine, que trabajaba en el colegio de sus hijos. Le pidió ayuda para Routh, con problemas tras su regreso de Irak. «Fueron a un campo de tiro porque funciona como terapia, y allí suelen abrirse contando cómo se sienten», explicó la viuda, añadiendo que cuando habló con él aquel día fue extraño, «como si quisiera decir algo más, pero sin hacerlo. Después le envié un mensaje, pero nunca contestó».

Un policía amigo de la familia le comunicó su muerte esa misma tarde. La historia ha vuelto a abrir el eterno debate en EEUU sobre los cuidados que reciben los veteranos de guerra cuando regresan a casa. El propio Kyle sufrió estrés postraumático. Quizá su libro le sirvió como terapia. «En Irak luchábamos contra salvajes. Por eso los llamábamos así. No hay otra forma de describir lo que encontramos allí. Cuando me preguntan si lo pasé mal matando a tanta gente en Irak respondo: 'No… me encantó lo que hice'».  H