César García

El capital de Dylan

Un creativo de L'Hospitalet rescató una grabación del músico de 1966 para el anuncio  de un banco. El cantautor pidió cobrar solo la mitad de lo que había previsto la agencia

EL ESPOT . La publicidad recoge imágenes de Dylan de 1966, que luego Scorsese incluyó en el documental'No direction home'.

EL ESPOT . La publicidad recoge imágenes de Dylan de 1966, que luego Scorsese incluyó en el documental'No direction home'.

JUAN FERNÁNDEZ

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En 1966, Bob Dylan acababa de publicar Blonde on blonde, su séptimo álbum de estudio, y atravesaba uno de los momentos más creativos y exitosos de su carrera. En la gira que ese año le llevó por escenarios de Europa y Australia, y un buen día su representante le grabó de manera espontánea mientras el cantautor y poeta se dedicaba a jugar con los mensajes comerciales que ilustraban la fachada de una tienda de Londres: «Recogemos, bañamos, cortamos el pelo y devolvemos a su perro»; «cigarrillos y tabaco»; «se venden animales y pájaros a comisión». En el vídeo, el artista va formando hilarantes combinaciones de palabras, a cual más disparatada, hasta acabar riéndose de sus surreales ocurrencias.

Testimonio de su genialidad y particular sentido del humor, pero sin mayor relevancia que la de ser una mera grabación casera, el intrascendente archivo no forma parte del material más valioso del universo documental dylaniano, aunque Martin Scorsese decidió incluirlo en No direction home, la película que realizó en el 2005 sobre la vida del bardo de Minnesota. Cuarenta y ocho años más tarde, los 70 escasos segundos que dura el clip se han convertido en uno de los hitos mediáticos en nuestro país a cuento de una campaña publicitaria que ha acabado dando pie a una animada polémica sobre la relación que el músico mantiene con las marcas.

Una ruta impredecible

Los caminos de la publicidad son inescrutables. Tanto como impredecible ha sido la ruta que ha conducido al idolatrado Bob Dylan hasta protagonizar la campaña de una entidad financiera a este lado del Atlántico. Para celebrar los 15 años que lleva en el mercado español, el banco holandés ING Direct le encargó a Sra. Rushmore, la agencia con la que suele trabajar, un anuncio que reivindicara la actitud rompedora de la que suele hace gala.

Expertos en idear espots fuera de lo común -suyos fueron anuncios tan llamativos como los del Atlético de Madrid, Aquarius y Bocatta, entre otros-, los creativos de la agencia se pusieron a barajar nombres de personalidades que pudieran identificarse fácilmente con los valores que querían asociar a la marca. Dylan, estandarte del espíritu inconformista y contestatario, aparecía en todas las listas, ¿pero quién llamaba a la puerta del mítico trovador para proponerle rodar un anuncio?

La génesis de la idea

Fue entonces cuando a César García (L'Hospitalet, 1968), director general creativo de la agencia, se le encendió la bombilla que acabaría iluminando toda esta historia. De pronto recordó la desternillante secuencia dylaniana que había visto en la película de Scorsese y se planteó: ¿y si le pedimos que nos la ceda para el anuncio?

Comenzaba así el capítulo más complejo de la intrahistoria del espot. No por las negociaciones con el músico, que a la postre acabarían siendo más sencillas de lo que se temían, sino por la dificultad para localizarlo. «Dylan no es alguien a quien puedas mandar un whatsapp preguntándole: '¿Quieres salir en un anuncio?'. Si queríamos convencerlo, debíamos encontrar la fórmula para explicarle bien nuestra idea», cuenta García. Al final, después de cuatro meses de gestiones, contactaron con el músico, le enviaron la petición y cruzaron los dedos.

A priori, ver al creador de Blowin' in the wind promocionando un banco no entra dentro de los escenarios más fáciles de imaginar por los que le conocen bien, pero en Sra. Rushmore tenían un par de argumentos a los que aferrarse. «Prometíamos ser fieles a la grabación original, nos íbamos a limitar a difundirla, sin manipularla. Además, la campaña reivindicaba valores con los que Dylan siempre se ha identificado. Sí, se trataba de un banco, pero no un banco al uso», razona el publicista.

Al final, fueron esos dos motivos los que, según le explicaron desde el entorno del músico, acabaron animándole a autorizar el uso de la secuencia y la canción Like a rolling stone, que suena al final del espot.

Lejos de pasar desapercibida, la campaña ha armado un importante revuelo mediático. Tan pronto empezó a emitirse, en plena Semana Santa, afloraron los primeros comentarios. Según ha comprobado la entidad financiera, la mayoría de los mensajes son positivos pero no han faltado los ataques de indignación de algunos ortodoxos dylanianos.

Más que de purismo, pecan de desconocimiento, pues esta no es la primera vez que el cantautor presta su música o su imagen para vender productos. Sin ir más lejos, en la última Super Bowl, su voz fue la que dio empaque al anuncio de Chrysler, en el que soltaba soflamas patrioteras del tipo: «Cuando un coche se hace aquí, incluye una pieza que no se puede importar: el orgullo americano». Anteriormente, Dylan ya había aparecido en espots de marcas como Chevrolet, Google, Starbucks y en el 2004 llegó a desfilar en un anuncio de la marca de corsetería Victoria's Secret junto a la modelo Adriana Lima.

¿Andará el músico corto de presupuesto con lo que gana en su interminable gira de conciertos? A juzgar por el caso ING, no es el dinero lo que le mueve. «Nos pidió la mitad de lo que inicialmente habíamos previsto», asegura César García. Se reserva la cantidad.